El Bayer Leverkusen continúa escalando en la Bundesliga. A pesar de contar con importantes ausencias, el sello del equipo de las aspirinas no varía para nada. Prueba de ello fue la superioridad abrumadora con la que se deshicieron (3-0) del Arminia Bielefeld. Inclusive por más que el conjunto ‘blauen’ se atreviera a dar un paso adelante, resulta complicado vencer a un conjunto bien cohesionado.
A son del ‘Werkself’
EL comienzo del 2022 está resultando pletórico para el Leverkusen: cinco contundentes victorias en seis partidos. Solo la derrota (3-2) contra el Mainz ensucia la estupenda racha del equipo de Seoane, la misma que buscaron limpiarse de inicio esta jornada. Era consciente el Arminia de lo que se iba a encontrar en el BayArena, pero su respuesta dejó en evidencia lo que iba a ser el encuentro: un baño futbolístico. La velocidad imprimida por los locales arrasaba con todo a su paso. De un segundo a otro, Ortega se impacientaba por la facilidad con la su retaguardia era incapaz de protegerlo. No obstante, al momento de dar el golpe de gracia, los ‘leones’ no estaban finos. Personificado ello en un Paulinho que decidió mal en sus primeras tres acciones.
Para desesperación de Alario, Wirtz y él mismo, el brasileño le hacía el trabajo fácil a Ortega. Una vida más para un Arminia que en sus dos únicas respuestas casi sorprende. Vasiliadis, con un tiro centrado, y Kunze, rematando desde lejos, casi cambian el guion del encuentro. A partir de entonces, el monologo del Leverkusen no tuvo cuando parar. Escalando verticalmente hacia portería con facilidad, exprimiendo el talento de sus figuras, y no dejando salir el balón fuera de terreno rival, el equipo de Kramer estaba condenado. Y Alario se encargó de certificarlo. En una de sus trepadas de siempre, Frimpong colocó un balón al área que Paulinho, sin querer, tocó con su brazo y le dejó el gol servido al punta argentino (30′). Merecido para una escuadra que antes del descanso pudo aumentar su renta.
Diaby, endiablado
A pesar de sus limitaciones y poco arsenal, el Arminia reaccionó para sorpresa de todos al reanudarse el duelo. La entrada de Castro y Lasme significaron que el arco no se vea tan lejano. Las zancadas del francés estiraban a su equipo y desacomodaban a una defensa contraria que la pasaba de dulce. Hrádecky tuvo que frenar primero una incursión del galo. Sin embargo, eran consciente el conjunto ‘armado’ de que estaba expuesto a las transiciones del Leverkusen, mas no le importó. En el mano a mano, Aránguiz casi la clava en el ángulo y Schöpf probó desde la frontal. Pudo lamentar el ‘Werkself’ no haber sentenciado antes, ero ahí apareció Diaby para calmar los humos. El extremo se mandó directo a portería, realizó una pared larga con Wirtz y, trastabillando, aumentó la ventaja (57′).
El tanto chocó bastante a su rival, que se animaba con balón, pero ni ejerciendo presión ni activando a sus puntas le bastaba. Lasme y Wimmer, los mejores, se arreglaban como podían, mas Tapsoba y Tah se imponían en los cierres. Obviamente, los de la farmacéutica los volvieron a volcar contra su arco en cada transición. Frimpong, Wirtz y Paulinho estuvieron a nada de cerrar el encuentro. La labor era para Diaby. Después de un mal despeje de Ramos, el canterano del PSG entró como una moto en el área, recortó a Laursen y definió cruzado. Golazo (81′). Un tanto más pudo caer, peor Ortega se encargó de frenar la sangría para un Arminia que compitió hasta donde le alcanzó. Frustrado ante un Leverkusen que cuando acelera, es imparable para sus rivales.
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