Segundo duelo del Barcelona en un Camp Nou teñido por el naranja de la Europa League. Los blaugranas podrían jugar esta competición durante toda una década y se seguiría viendo extraño alejado del hermano mayor, la Champions.
Sin embargo, los culés no parecen tener de que temer, pues los últimos resultados cosechados por los hombres de Xavi son cuanto menos alentadores. Tras reengancharse a los puestos Champions, tocaba cumplir en Europa League, que por más que los jugadores hayan reiterado una y otra que no ganar la competición no sería un fracaso, lo cierto es que podría llegar a serlo.
La del Galatasaray es una de las eliminatorias que, de no ser superadas, supondrían un fuerte sonrojo.
No parecía que fuera a ser el caso viendo como ambos conjuntos siguieron el guion a rajatabla, con los locales dominando el partido por mediación de un Memphis que se mostró muy activo durante los 90 minutos, consciente de la feroz competencia que tiene por un puesto que el mercado invernal superpobló.
Por su parte, a los turcos se les notó intimidados por el rival y por el escenario durante los primeros compases del juego, una “vergüenza” que se fueron sacudiendo a medida que avanzaba el partido, aunque las llegadas que generaron no terminaron de suponer un problema para la portería defendida por Ter Stegen.
En ataque Depay encontró a su socio en Adama que, aunque sin excesivo acierto, sus incesantes intentonas impedían a la defensa rival bajar la guardia pues, aunque el valor doble de los goles haya pasado a la historia, un gol contra un gigante es siempre complicado de remontar. Un gigante dormido, pero gigante, al fin y al cabo.
La primera parte llegó a su fin con una presencia constante en el área turca, aunque esta no se tradujo en ocasiones relevantes, más allá de la falta a Pedri que botó Memphis, para obligar así a la estirada de Iñaki Peña, portero casualmente cedido por el Barça.
A la segunda mitad entrarían dormidos los de la ciudad condal, lo que provocó que cuando reaccionaran, el reloj jugara en su contra… y a favor de un rival que supo cerrar filas y buscar su oportunidad a la contra, la cual llegó y terminó dentro de las redes, aunque esta fue anulada por fuera de juego.
Los intentos del Barcelona murieron en la orilla, y su tardía reacción impidió a los de Xavi ver portería para, una eliminatoria más, volver a dejarse los deberes para la vuelta.