Un buen ejercicio defensivo del Mallorca se vino abajo cuando Mateu Lahoz pitó penalti y expulsión, previa revisión del VAR, una dudosa mano de Franco Russo. Una decisión arbitral que deja mucha polémica a sus espaldas, pero que no tiene que tapar los mismos errores de cada semana.
Javier Aguirre impuso una maraña de jugadores alrededor de área propia. Con tres centrales, dos carrileros y dos pivotes destruyendo, el mexicano quiso imponer su ley y poner cerrojo a la portería de Sergio Rico. El planteamiento salió casi perfecto. Durante más de 60′ el Mallorca vivió con calma y el Getafe no pudo acercarse a la meta del sevillano en ningún momento.
Sin embargo, apareció Russo para desnivelar el campo y abrir huecos en el sistema bermellón. Una mano, que se puede discutir, pero que Maffeo deja en evidencia que son acciones bastante evitables. Son muchos los errores de concentración o de novato que lleva acumulando el Mallorca en los dos últimos años en Primera qué le privan de competir al 100%.
Al final, la expulsión del argentino acabó tirando por los suelos el plan de Aguirre y éste no supo reordenar a sus jugadores. Retrasó a Battaglia al centro de la zaga y a Dani Rodríguez al centro del campo con un resultado nefasto. En el banquillo esperaban Antonio Sánchez para poblar el medio del campo o Gayà para jugar en su posición natural. El gallego no pudo abarcar el campo suficiente junto a Salva Sevilla y el exjugador del Alavés dejó un hueco magnífico para que Villar encontrase a Mayoral para que batiese de manera excelsa a Rico.
Un error que desembocó en la séptima derrota consecutiva y hunde aún más a un Mallorca que no aprende de los errores. Otras fechas fueron las acciones de Baba las que condenaron al equipo, pero aprender de ellos es necesario para mantener vivas las opciones.
Quedan ocho finales, 24 puntos en juego y una hazaña complicada entre manos, pero que sólo se conseguirá con autocrítica y solidez defensiva.