El Granada ha depositado sus últimas esperanzas de salvación en Aitor Karanka. Su antecesor Rubén Torrecilla no pudo enderezar el rumbo de la nave nazarí, que ve como cada jornada ve más difícil lograr la salvación. La última derrota el pasado domingo a manos del Levante UD por 1-4 ha terminado por dinamitar a una afición que acabó a grito de «directiva dimisión».
Este Granada no engaña a nadie. La llegada de Patricia Rodríguez puesta a dedo por la junta directiva en Wuhan, dinamitó una guerra interna en el club, donde primero Antonio Fernández Monterrubio y luego Fran Sánchez fueron víctimas de vendetas personales por estas fechas el año pasado. Esto unido a la marcha de Diego Martínez hizo que todos los cimientos que habían convertido al Granada en un equipo asentado en primera división y que llegó a Europa se destruyera en tiempo récord. En caso de descenso tanto Renato Yi en Wuhan como su representante Sophia Yang en Granada deberán de dar la cara frente al aficionado.
El Granada se encomienda en Karanka para obrar el milagro.
El preparador vasco tendrá las últimas 6 jornadas para intentar un milagro que se antoja muy difícil. En un día y medio debe preparar a su equipo para el próximo partido frente al Atlético de Madrid. Con una única sesión de entrenamiento se prevé poca mejora en las prestaciones de una plantilla muy mermada en lo físico y lo mental. Después de eso tendrá más margen para preparar sus próximos partidos.
La gran asignatura pendiente del Granada en la defensa. En los 5 partidos que dirigió como interino Rubén Torrecilla el equipo encajó 13 goles. Karanka deberá de dar con la tecla para darle una mayor solidez a la defensa. Las recientes lesiones de larga duración de Neva y Torrente, empeoran el panorama en este aspecto pues ambos habían sido indiscutibles para Robert Moreno y el ya mencionado Torrecilla.