No podía empezar mejor el partido para los de Simeone: Morata, poco después del silbido inicial, cazaba un balón que venía de un córner botado por Carrasco, el cual previamente dio en el palo de forma directa.
Y la verdad es que el guion del partido es el típico en el que el Atlético se pone por delante desde temprano: ritmo bajo, muchas interrupciones, búsqueda constante a Morata con balones largos; pero no obtendría un gran premio, más allá de otro gol anulado a Morata por una dudosa mano de Joao Félix.
El partido se caracterizó por ser algo intenso, cargado de cartulinas y faltas, que provocaron que el marcador no se moviera más allá del gol del 9 de la Selección Española.
El Atlético, al comenzar la segunda parte, introdujo a Kondogbia por Saúl, ya que el ilicitano estaba aportando poco como interior. Pero lo que cambiaría el partido sería el banquillo de Imanol, y en concreto un jugador fichado recientemente: Umar Sadiq. El ex-delantero del Almería hizo una actuación tremenda, digna de aplaudir para ser su debut con los vascos. No dudó en apenas 10 minutos en transformar el primer cabezazo que Ali-Cho le brindó desde la banda derecha. A posteriori, le anularían un gol tras una definición maravillosa por fuera de juego. Cabe destacar que Oblak acabaría lesionado en la jugada en la que hablo.
Desde que se puso el empate en el marcador, el partido fluyó con relativa tranquilidad hasta que llegó el apretón final del Atlético
que se culminó con un gol de Correa que no subió al marcador porque Soto Grado, que ha realizado una actuación dantesca, pitó falta a favor del Atlético antes de que entrara el tanto del argentino.
El nivel de los árbitros es preocupante y la actuación perpetrada por el colegiado hoy ha sido decisiva para el devenir del partido y no extraña con el nivel visto en las últimas temporadas. Esperemos que dejen de ser ya los protagonistas de los partidos. Porque no están para eso.