Hay quienes dicen que Roma es la ciudad de las ilusiones y los sevillanos han podido confirmarlo esta noche de Jueves donde el Real Betis se enfrentaba a la Roma tras caer en liga pero tener un colchón de puntos en ambas competiciones.
Los de Pellegrini salieron más enchufados que los de Mourinho, teniendo mucho más el balón y acercándose a la portería de Rui Patricio. Un disparo desde fuera del área de Canales avisaba a los italianos.
Pero la más clara iba a ser la de Fekir, que minutos antes de lesionarse estrellaba el balón en el palo tras una jugada por banda que él mismo finaliza, la Roma se comenzaba a impacientar. Tras esa ocasión, Fekir salió lesionado con la preocupación latente en los aficionados verdiblancos.
Otro disparo desde fuera del área del Real Betis volvía a avisar a los italianos que no iba a ser una noche fácil en casa y que el Real Betis iba a apretar. Manuel Pellegrini metía en el campo a Luiz Enrique por Fekir y el brasileño quería ser protagonista.
Pero la Roma iba a encontrar una opción de adelantarse a través de un córner que peina Zaniolo y que le toca en el brazo a Aitor Ruibal. El colegiado del partido se fue a verlo a la pantalla del VAR para su posterior señalización de penalti. Penalti que iba a transformar Dybala para adelantar a los italianos.
Pero poco les iba a durar la alegría porque tras un rechace de un córner, Guido desde lejos manda un balón imposible de llegar para el portero portugués que veía como el Betis le colaba el empate a los 8 minutos de haberse adelantado.
Tras esa acción Zaniolo tuvo una gran ocasión para volver a adelantar a la Roma pero su disparo se estrelló en el larguero. Poco más que añadir a una primera parte muy intensa de ambos conjuntos.
En la segunda parte, el Betis salió con coraje y valentía a tener el balón y a querer hacer su juego, muy diferente al de la Roma de Mourinho. Mientras que la Roma también planteaba un partido muy físico para arrebatarle los puntos al Real Betis.
Los centros laterales eran los que le estaban haciendo daño al Real Betis que no solo veía como le llegaban constantemente por las bandas si no que les costaba mucho remediarlo. El Betis buscaba más por dentro.
Rodri entraba al campo para ser protagonista con el balón y asumir responsabilidades. Y aunque los minutos pasaban en la capital italiana ninguno de los dos equipos mostraba en la segunda parte argumentos suficientes como para hacer el segundo gol.
Hasta que apareció la magia de Rodri, un balón medido hacia Luiz Enrique que con un cabezazo inpecable pilla a contrapié a Rui Patricio y hace el segundo de los béticos en el 80 de partido, dejando muy tocada a la Roma.
Tan tocada que solo pudo ver como expulsaban a Zaniolo y caía en el tercer partido de la fase de grupos de la Europa League.