En-Nesyri hizo lo suyo
El club hispalense volvió a su competición favorita para tomar oxígeno y darse un baño ante su afición dejando los dieciseisavos de final casi finiquitados con un contundente tres a cero. Y eso que el partido comenzó cuesta arriba para los de Sampaoli, cuando Bono tuvo que emplearse a fondo antes del minuto 10 de partido sacando un balón cruzado a Saibari. Por si fuera poco, Badé no pudo aguantar y tuvo que ser sustituido por Fernando al cuarto de hora de partido. Los andaluces querían sobreponerse a las adversidades con transiciones rápidas y Navas casi logra el primero de la noche con un remate que se fue lamiendo el poste. El Sevilla estaba mucho más volcado y tanta insistencia tuvo premio cuando En-Nesyri, después de dos intentonas anteriores la enchufó dentro de la portería de Benitez antes del descanso para poner por delante a los suyos y dar un golpe moral a los neerlandeses.
Ocampos al campo
Bryan Gil se quedó en la caseta para que Lucas Ocampos disputase la segunda parte y no le pudo salir mejor a los de Sampaoli: saque de banda de Navas para Óliver Torres, el español la pone para Ocampos y el internacional argentino la pinchó y de volea la enchufó para poner tierra de por medio en el marcador. El PSV estaba muy tocado y bajó los brazos hasta tal punto que el Sevilla dejó casi cerrada la eliminatoria cuando Gudelj en el ’55 de partido cuando Rakitic lo buscó con el retrovisor y reventó el balón para poner el tercero en el electrónico. El partido estaba tomando una clara tendencia sevillista y Sampaoli leyó el partido a la perfección, sabiendo mover el banquillo para dar descanso y meter a gente con hambre. Suso, que entró por el goleador En-Nesyri casi hizo el cuarto pero Benitez tuvo que emplearse a fondo para cortar la hemorragia de Nervión. El PSV apareció por primera vez en el Sánchez Pizjúan en el segundo acto con una madera de Veerman, salvándose el Sevilla del tanto visitante. Finalmente el marcador no se movió y los sevillistas viajan hasta los Paises Bajos con la eliminatoria más que encarrilada y una alegría que se echaba de menos durante esta temporada convulsa en la capital Andaluza.