El Real Madrid hace los deberes ante Fenerbahçe Beko Istanbul y saca adelante un partido con olor a final de la Turkish Airlines EuroLeague. Versión muy seria de los chicos de Chus Mateo, que dan un golpe sobre la mesa.
Partido que podría perfectamente ser la final de la Turkish Airlines EuroLeague, viendo la calidad de los nombres en la pista. Empezaron ambos equipos jugando muy estático, sin querer equivocarse, y con un acierto en el tiro excelso. La igualdad estaba siendo la dominante, con un partido ofensivo precioso que tenía de todos los registros.
Parecía estar mejor Fenerbahçe Beko Istanbul, más fluído y con más acierto desde el triple. Pero esas arrancadas al galope que tanto caracterizan al Real Madrid conseguían dar la vuelta al marcador y evitar que los turcos se «cargasen» el partido antes de tiempo. El 24-21 del final del primer cuarto vaticinaba lo que estaba por venir.
Le costó engrasar la máquina al Madrid, pero entró en dinámica. Un contrapunto con el cuarto que se venía, pues pasó de tener números de un partido de NBA a parecerse más a aquel Limoges que ganó la Euroliga en 1993. La defensa pasó a escena para hacerse la dueña del tempo del partido con el 36-28 a cinco minutos del descanso.
Con el paso de los minutos, el partido fue cogiendo temperatura, aumentando en la dureza y los contactos, y obligando al espectador a fijar la mirada más en el trío arbitral que en el balón. Aún así, esto daba cuerda a un Real Madrid que hacía la goma en el marcador: cuando cogían una ventaja que rondaba los diez puntos (gracias, sobre todo, a Petr Cornelie), Fenerbahçe se ponía el mono de trabajo y se acercaba. Las espadas en todo lo alto al descanso con el 49-44.
Salió el Real Madrid a romper el partido, defendiendo duro y mostrando la versión ofensiva de los diez primeros minutos. Fenerbahçe pareció quedarse en el vestuario, no estaba preparado para ese aluvión, y fue pasado por encima. A todo esto, sumar que Jonathan Motley, hombre importante en la rotación de Dimitris Itoudis, estaba cargado de faltas. Una situación que se llevó por encima de los diez puntos, y que cejaría en el 58-48 tras cinco minutos.
La actuación sobresaliente de Dzanan Musa en ambos aros fue la que llevó en volandas al Real Madrid. Si bien es cierto que ese empuje fue cayendo con el paso de los minutos, los blancos tenían controlada en todo momento la diferencia de puntos en el marcador. Una diferencia que estaba sólo en diez puntos, una gran noticia para un Fenerbahçe que estaba KO. Se llegaba al último cuarto 68-58.
El partido no estaba acabado, ni mucho menos. Pero la realidad es que, con tanto nombre, Fenerbahçe no encontraba soluciones ofensivas para poder darle la vuelta. Mérito también de un Real Madrid que estaba solvente en ambos aros. Los puntos no fluyeron mucho, pero sí llegaban cuando tenían que llegar. El pescado parecía que estaba vendido con el 77-63 a cinco minutos del final del partido.
A la desesperada, Fenerbahçe intentó descentrar y desestabilizar mentalmente al Real Madrid, obligándoles a que mirasen más al arbitraje en vez de centrarse en su labor defensiva. Funcionó un par de minutos, pero el carácter ganador de los chicos de Chus Mateo es inmutable y siempre prevalece. Golpe en la mesa de los madridistas con el 90-75 final.