Valencia destilaba un agradable aroma a primera con la visita del conjunto babazorro al Ciutat. Dos de los grandes aspirantes a subir a la categoría de oro del fútbol español se veían las caras con el mismo objetivo en el horizonte.
Onces de gala por parte de los dos contendientes, con la salvedad de Campaña, ya operado de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla que sufrió contra Las Palmas.
Con el impulso de su afición y querer brindarle a Campaña un merecido homenaje, el Levante salió con todo a someter a un Alavés al que, aunque opuso resistencia, le lastró en exceso el gol recibido en el temprano minuto 7.
Un grosero error defensivo del madridista Antonio Blanco propicio el golazo de Pepelu que levantó a todo el estadio. Intento reventar el balón lejos de su área, pero el despeje fue hacia arriba en vez de hacia delante, y tras ganar el balón de cabeza se lo puso perfecto a Pepelu para una volea que tras tocar en el larguero con violencia, desataría la locura granota.
El choque anímico fue tal para el Alavés que no fue capaz de reponerse como para darle la vuelta al electrónico. Miguel de la Fuente realizó el primer disparo desde el gol pero este se marchó por encima del travesaño.
Estaba muy atascado el Alavés y no estaba siendo capaz de robarle el esférico a un rival que se crecía con él en su poder. Para colmo, cuando se hacía con él no era capaz de transportarlo a zonas de peligro, en parte por la casi nula exhibición de Rioja en cuanto a desbordes.
Róber fue de los pocos que en la primera parte intentó buscar con criterio acciones de peligro que incomodaran a la defensa granota. No obstante, no sería suficiente para sobreponerse a la superioridad del Levante, que anotaría el segundo con un soberbio cabezazo de Wesley. El gol de córner vendría precedido de otro disparo de Pepelu al que Sivera respondió con una gran parada.
El gol de la sentencia llegaba cuando más terreno estaba cediendo el Levante, y en consecuencia cuando más cómodo con balón estaba el Alavés. Fue el único momento de la primera mitad en el que dominaron con autoridad, pues tras el segundo y definitivo tanto pasaron sin pena ni gloria hasta que llegaron al descanso.
Ya en la segunda mitad Luis García trató de sacudir el avispero introduciendo hasta tres cambios en la misma ventana, pero su equipo se vio muy superado en todas las facetas del juego: tanto en físico, como en juego, como en la pizarra que terminó en el 2 a 0.
En la banda la desesperación del técnico era más que visible ante la nula reacción de unos jugadores irreconocibles en comparación con sus actuaciones en el resto de los partidos de la temporada, los cuales los habían situado como uno de los máximos favoritos para subir a primera división.
El paso de los minutos no vino de la mano de una reacción del Alavés, que ni amagó con lograr la épica ante el monopolio granota, en una sintonía perfecta con su afición, que estaba montando toda una fiesta en las gradas del estadio. Una fiesta, que sabe a Primera División.