19 de febrero. Día contra la LGTBIfobía en el deporte. Día en que algunos clubes ponen en sus redes sociales una bandera que sigue sin gustar entre muchos aficionados (solo hay que leer los comentarios) y sigue sin ser respetada ni por aficionados, ni por la sociedad ni por las autoridades. Y si, hablo en masculino, aficionados, porque el 90% de insultos en estadios de fútbol salen de boca de un hombre (¿tendrá que ver con la masculinidad frágil y la testosterona? A ver si por no insultar van a ser menos hombres.)
El imaginario colectivo habla de que algo es respetado si no se le agrede físicamente, pero hay muchas más formas de discriminar y agredir a un colectivo. Es cierto que las autoridades hablan del respeto y la tolerancia en el deporte, y nombran el racismo, la xenofobia, pero en muy pocos lugares habla de LGTBIfobia o machismo, se generaliza con intolerancia. Es muy fácil saber por qué. Sin ir más lejos en el derbi leonés, el cual presencié en el Reino de León, se escuchó varias veces durante el partido “Yuri, Yuri, Yuri maric*n”, repito, varias veces, cuando salió a calentar y cuando entró en el terreno de juego. No pasará nada. ¿Si se hubiese dicho a algún otro jugador negro de m*****, que hubiera pasado? ¿Se hubiera parado el partido? ¿El árbitro lo hubiera recogido en el acta para su posterior sanción? En diferentes estadios se han visto sanciones por insultos racistas, pero y los insultos homófobos o machistas ¿Por qué no se sancionan?
Pues por algo tan simple como que está totalmente normalizado en la sociedad. Comentarios como estáis amaric*nad*s, maric*n, perra, hijo de p***, se escuchan en todos los estadios porque se escucha diariamente en la sociedad y NO PASA NADA. El maric*n sigue siendo el débil, el que no es hombre y la mayoría de los insultos como perra, hijo de p***, hacen referencia al género femenino, porque para referenciarlo negativamente nos viene siempre bien. Igual que hemos conseguido que decir algo negativo a alguien por la raza, al menos deje de estar bien visto, decir, por ejemplo, maricón es un sinónimo de blando o débil perfectamente aceptado y que muy poca gente corrige.
Por ello, creo que es rotundamente necesario, que tanto dentro como fuera de los estadios se empiece no solo a ser consciente del lenguaje que utilizamos, como lo hacemos y qué consecuencias tiene, si no a las autoridades a visibilizar este problema dentro de los terrenos de juegos. LA LIGA F inició una campaña de visibilización y respeto hacia el colectivo LGTBIQ+ este fin de semana. ¿Qué hizo LA LIGA? NADA.
Las mujeres hemos, otra vez, derribado barreras para poder vivir sin armarios, muchas jugadoras se muestran con sus novias o mujeres sin ningún tipo de problema. Los hombres no pueden. Porque el fútbol siempre ha sido algo masculinizado, y la sociedad sigue teniendo en mente que las lesbianas, son mujeres masculinizadas y eso se ve bien. Pero los hombres gays se sigue viendo como hombres feminizados y claro cuando entra el género femenino empezamos a discriminar, porque no aceptamos el rol femenino en ciertos ámbitos de la vida, por muy modernos que nos sigamos creyendo. Y no, no es que no haya hombres gays o bisexuales en el futbol masculino, es que no se atreven a decirlo, ¿de verdad alguien cree que la homosexualidad, la bisexualidad o cualquier persona del colectivo LGTBIQ+ tiene el mismo respeto, la misma seguridad y libertad en el deporte y en la sociedad?
Y estamos en 2024.
@paatri_21