El Real Madrid cayó eliminado este miércoles de la Champions al perder (1-2) ante el Arsenal en la vuelta de los cuartos de final, en un partido sin remontada en el que la grada blanca le puso más pasión que un equipo blanco sin fútbol y que se despide sin apenas meter miedo a los ingleses.
El resumen del partido podría ser que el Arsenal jugó volvió a ser superior y corrió siete kilómetros más que el Madrid. Una derrota que marca el fin de ciclo. La misión era imposible. A Ancelotti se le ha caído el equipo: no corre, no remata (Raya, espectador), no brilla, no juega y no convence ni con Mbappé.
Un 5-1 en el global que ha dejado retratado a un Real Madrid sin cabeza ni corazón. Con el pitido inicial del partido acabó la remontada. no demostró nada el conjunto blanco salvo un Courtois que evitó que los blancos comenzasen ya el partido perdiendo y complicando ya lo que era una empresa imposible.
Al Real Madrid este curso le falta alma, carácter, chispa… Llaméslo como queramos, pero no es bonito ver jugar a un conjunto blanco que no es equipo y que ha sobrevivido a base de individualidades que no siempre han aparecido.
Como sucediera en la ida y como fue tónica habitual del Real Madrid en la presente edición de la Champions, el conjunto blanco recorrió en la vuelta de los cuartos ante el Arsenal disputada en el Santiago Bernabéu 107,5 kilómetros por los 116 del conjunto inglés.
Triste adiós a Europa del Real Madrid con solo seis disparos a puerta en 200 minutos ante los ingleses. No apareció Mbappé, que ni siquiera pudo acabar el partido por lesión, pero tampoco lo hizo Vinicius. Además, una vez más pasaron buena parte del partido solapándose sobre el terreno de juego más que aportándose el uno al otro.
El tridente ofensivo del Real Madrid ni siquiera intimidó. Vinicius fue pura intermitencia e impotencia, su compatriota Rodrygo volvió a estar desaparecido y Mbappé intentó algunas cosas, como forzar un penalti de Rice que el VAR le denegó.
Carlo Ancelotti sufrió un golpe mortal que le va a poner más que nunca en el disparadero. Al italiano le puede acabar rematando el Barça en la final de Copa y en LaLiga.