Xabi Alonso llegaba al Real Madrid hace dos meses con una clara declaración de intenciones en su presentación: «encender a la afición». El reto era mayúsculo por la magnitud del equipo al que llegaba y por que había un Mundial de Clubes que empezaba apenas 15 días después de su llegada y con menos de una semana de preparación antes del primer partido. El equipo llegó a semifinales y poco a poco se ha ido viendo el Real Madrid que quiere el entrenador y lo que puede llegar a ser un equipo que aún está en construcción. Dos meses de trabajo duro que en menos de una semana comienza una realidad en la que ya no hay lugar al error si se quiere estar arriba y volver a ganar títulos.
Xabi Alonso y los retos que se marcaba en su presentación
«Tengo una idea de cómo quiero jugar, un equipo que transmita emoción, energía y que conecte con la gente. La fotografía del sistema puede cambiar». Ante esto matizaba que «lo más importante es tener buenos jugadores, el resto es problema mío. El reto es sacar todo el potencial y que todos vayamos a una», indicaba hace dos meses Xabi Alonso que se marcaba el objetivo de jugar con proactividad, adaptándose y encendiendo al público con lo que vea sobre el terreno de juego.
En ese sentido también hablaba sobre si optará por presión alta o bloque bajo: «Me gusta que sepamos elegir los momentos. Con idea de saber cómo hacerla, con organización, con control con y sin balón. Hay que saber manejar diferentes contextos. La idea de un juego ambicioso, pro-activo, que lleve la iniciativa, tenemos jugadores para ello».
Un Mundial con luces y sombras
A Estados Unidos fue el Real Madrid con apenas cinco-seis días de entrenamiento y sin toda la plantilla al completo. Desde su primer día en Valdebebas entrenando al equipo quedó claro que las cosas se iban a hacer de otra forma. El entrenador pide esfuerzo y compromiso y desde el primer día en los entrenamientos el trabajo físico es más intenso, exige a sus jugadores un esfuerzo que no tenían que hacer durante la etapa de Carlo Ancelotti.
Una de las premisas más repetidas de Xabi Alonso desde su llegada es que quiere que el equipo juego como un bloque donde todos ataquen y defiendan como equipo. Una labor que ha costado y que aún no está afianzada, pero se empezó a notar. Igual que, como decíamos, comenzó verse como puede funcionar ese esquema con tres centrales y dos carrileros.
También se pudo ver lo que puede dar Arda Güler como ese director de orquesta que le falta al equipo desde la salida de Toni Kroos. Bien en ataque y con el balón, por mejorar en labores defensivas y tácticas sin tener la posesión y el control del partido. En ataque sorprendió la incursión de Gonzalo, pero volvió a quedar claro que Mbappé y Vinicius no funcionan como binomio y que Rodrygo sobra en el Real Madrid.
Mucho por hacer
La derrota en semifinales ante el PSG deja claro que hay mucho por hacer aún y de nuevo será de forma exprés ya que el conjunto blanco vuelve al trabajo el 4 de agosto y 15 días después tendrá ya su primer partido de Liga en el Santiago Bernabéu ante Osasuna. La lista de tareas pendientes para Xabi Alonso en esos quince días es extensa: decidir quien hará pareja en defensa con Huijsen, dar continuidad a Fran García o apostar por el fichaje de Carreras en banda izquierda, mejorar las prestaciones de Arda Güler como arquitecto ya que parece no llegará el ansiado fichaje de un centrocampista, asignar un rol a jugadores como Ceballos, Camavinga o el recién llegado Mastantuono y, lo que parece más importante, decidir si sigue la dirección de Ancelotti de poner a todas las estrellas en el once o sacrificar algún ego por el bien del equipo.