A Lando Norris se le pide en ocasiones que saque maldad y valentía. En Hungría, cuando se jugaba el Mundial con su compañero Oscar Piastri, hizo gala de ella para agarrarse al título. Que los dos contendientes al título terminen a solo seis décimas tras 70 vueltas habla de la máxima igualdad en el campeonato. Colchón de solo nueve puntos para el australiano. Lástima que sea cosa de dos. La magia de Fernando Alonso adquiere tintes divinos cuando el coche acompaña, algo que, últimamente, ocurre en pocas ocasiones. El Aston Martin fue sobre raíles en Hungaroring y el asturiano sacó su mejor lección de gestión de neumáticos. Guardó gomas cuando quiso y apretó y se estiró como nadie para terminar quinto. Brillante fin de semana para Aston Martin, que se embolsa un buen puñado de puntos tras el séptimo de Lance Stroll.
Alonso protagonizó una de esas salidas mágicas dignas de una cita señalada. De esas que se echaban de menos. Con paciencia y maestría, superó a Lando Norris para colocarse cuarto y rozó el tercero en un mano a mano que se llevó Russell unas curvas más tarde. Esa posición irreal apenas le duró un par de vueltas, cuando el piloto de McLaren le recuperó la plaza y se colocó cuarto. No era la guerra del asturiano y ni amagó con luchar, con el coche naranja yendo mucho más rápido. Rodando dos segundos más lento que la cabeza de carrera (Leclerc, Piastri, Russell y Norris), el español formó un atasco en forma de tren de coches desde la quinta plaza. Pura gestión de neumáticos. Brillante.
Ya hizo una jugarreta similar en Mónaco hace tres años, manteniendo detrás, sin poder adelantarle, a Hamilton y a media parrilla. Bortoleto, y Verstappen justo detrás, le amenazaban desde muy cerca pero su cabeza solo pensaba en infinitas combinaciones para terminar más arriba del quinto. Alonso, cuando quiso, apretó y se alejó de ellos después de haber cuidado sus gomas durante las primeras 17 vueltas. Al frente, Leclerc dominaba en ritmo de carrera y protegía su pole con cierta comodidad, con Piastri a un par de segundos, lejos de entrar en distancia de DRS. Su compañero de equipo Norris perdía mientras puntos valiosos atascado detrás de Russell. En la media tabla, Sainz, que decidió arrancar con goma blanda, rondaba los puntos en la duodécima plaza en la vuelta quince. Hamilton, más atrás, no pasaba de la decimocuarta. Carrera para olvidar para ambos.
McLaren decidió lanzar un undercut parando a Piastri, segundo a más de dos segundos de Leclerc. Fue demasiado optimista y Ferrari replicó contestando al australiano. El monegasco mantuvo la posición con Piastri tras una parada rápida del equipo italiano y sobrevivió al ataque papaya. Aston Martin decidió que Alonso podía ir a una parada si conservaba y alargaba sus gomas. Mientras Piastri, Leclerc y Russell pararon, el español seguía en pista. Verstappen, que estaba detrás y era rival directo, se quejó por radio del error de Red Bull parando pronto y empujándolo a un lento tráfico en pista.
Lucha estratégica por la victoria
En el muro verde creían en hacer una sola parada. Eran los únicos en hacerlo, junto a Norris, que también aguantó en pista 31 vueltas con el neumático medio para ahorrarse la segunda parada que sí hizo el resto de la parrilla. Alonso, que aguantaba con comodidad el quinto puesto, fue el último en parar. Llegó a ser segundo mientras sus rivales estaban en boxes. En el ecuador de la prueba, con 35 vueltas completadas, Leclerc lideraba, con Piastri a menos de dos segundos, y Norris era candidato yendo a una estrategia diferente que funcionó. Alonso, que paró tras cuarenta vueltas, mantenía el quinto mientras Sainz aguantaba en la duodécima, justo delante de su compañero Alex Albon.
Carrera inadvertida del madrileño, al que le vendrá de perlas el parón de verano. Este fin de semana no sufrió ninguna penuria estratégica, simplemente echó de menos un par de décimas en su coche. Tres semanas para que Sainz haga borrón y cuenta nueva. La lucha por la victoria estaba en su apogeo: Leclerc realizó su segunda parada, para sorpresa de todos, justo cuando llamaron a Piastri a boxes para hacer lo mismo. El australiano se centró en batir a su compañero Norris, su rival por el Mundial. En la vuelta 51 le tiró el coche a Leclerc en la curva uno y lo adelantó. Ya solo tenía delante a Norris, con el que no pudo.
Se acercó y terminó tirándole el coche pero sin éxito. Pudo acabar en desastre y con doble cero papaya cuando rozaron el accidente en la penúltima vuelta. A falta de ocho vueltas y tras un par de envites, Russell sí superó a Leclerc, con problemas en su Ferrari, por la tercera posición. El británico le arrebató el podio mientras el monegasco estalló por radio contra su equipo.