Monza (Italia).- Aston Martin sabía a lo que venía a Monza. A apretar los dientes, a sufrir y a verse encomendarse al talento de Fernando Alonso para rascar algún punto de Italia. O el equipo de Silverstone se inventa alguna artimañana o se irá de vacío de Italia. El trazado, único en el calendario por sus largas rectas, se enfrenta a las características del AMR25, más cómodo en pistas como Hungría y Zandvoort, y el Gran Premio está marcado en rojo en el calendario en el mal sentido.
Los entrenamientos libres uno fueron un espejismo. Aston Martin rindió por encima de sus posibilidades, como hace una semana en Países Bajos. No repitió el error de aquel viernes pero estuvo muy cerca de hacerlo. Volvió a bajar su monoplaza hasta niveles insospechados, igual que Ferrari en la primera sesión de Libres de Monza. Ambos equipos lanzaron chispas fruto del roce de su plancha de madera con el asfalto. Los únicos en hacerlo en toda la parrilla. Luego tuvieron que subirlo.
No bajaron tanto el coche como en Países Bajos porque quisieron probar alturas y buscar los límites de rendimiento. Fueron más cautos que en el último viernes y no estrangularon tanto las alturas. Lo bajaron pero no mucho y la diferencia ya fue palpable en Libres 2, donde terminaron decimotercero y decimoquinto. El subidón de haberse asentado durante un buen tramo de Libres 1 en la parte alta duró apenas unas horas.
Los segundos entrenamientos mostraron la realidad de Aston Martin en Monza. El coche, con el suelo de Imola montado, no está para pelear más allá de los quince primeros, tal y como pudo averiguar este medio desde el paddock y confirmó Pedro De la Rosa en la retransmisión de DAZN. Entrar en Q2 y terminar entre los quince primeros es el objetivo porque el bólido no da para más aquí. Son cábalas más optimistas que en Spa y más pesimistas que en Hungría.
Un rebufo salvavidas
La clasificación será determinante porque podría haber pocos adelantamientos debido a la poca variedad estratégica, yendo todos a una parada, y a la posibilidad de que se formen trenes de DRS en las largas rectas. Los adelantamientos pueden brillar por su ausencia por lo que conviene clasificar delante. Alonso ya ha probado aquello de los rebufos, que en Monza puede dar un par de décimas vitales para aferrarse a una posición irreal.
Él y Max Verstappen se dieron rebufos en Libres. Como ya ha sucedido en alguna ocasión. No entra en los pronósticos que Aston Martin entre en Q3 a menos que Alonso se invente algo, como suele hacer. Alpine se postula como último equipo mientras Williams es fuerte y muy optimista. En la mediatabla de Monza, la escudería de Silverstone ocupa la parte baja, parecido a Spa, donde el bicampeón del mundo fue decimoséptimo.
En aquella prueba, escoger un setup de lluvia condenó a Aston Martin aunque el ritmo tampoco estaba por ningún lado. La clasificación de Bélgica fue la peor de la historia de la escudería y la carrera tampoco dio ninguna alegría. Todo lo contrario fue Hungría, donde firmaron su mejor carrera de la temporada, con un quinto y un séptimo. No se espera ir tan mal como en Bélgica y cerrar la parrilla pero el sufrimiento será el plato principal en Monza.