«Va a ser un alma libre, no creo que se le pueda decir lo que tiene que hacer, así que el día que entre, si nos puede echar una mano en 2025, bien, si quiere trabajar solo en el 26, bien también. Se lo pregunté varias veces a Lawrence (Stroll) y siempre me dice ‘creo que no vamos a poder controlarle o decirle lo que sería bueno que hiciese, él hace lo que quiere'». Fernando Alonso no mentía aquel 18 de febrero en Londres, cuando se pronunció públicamente por primera vez sobre quien espera sea su panacea y le aúpe a su tercer campeonato del mundo: Adrian Newey.
Todavía restaban, por aquel entonces, doce días para que el ingeniero más laureado de la historia de la Fórmula 1 descubriera su oficina ubicada en la primera planta, en la zona de diseño, de la imponente fábrica de Silverstone pero Alonso ya lo había calado. Pese a no haber trabajado todavía junto a él, lo definió como un «indomable alma libre». Y, por fortuna para Aston Martin, eso es Newey. Un detalle significativo es que el diseñador, con 25 campeonatos en sus vitrinas, no lleve nunca los colores del equipo. Por lo menos en la fábrica, en su día a día.
El característico verde Aston Martin brilla por su ausencia en la vestimenta del talentoso diseñador. Prefiere, por ejemplo, vestir arreglado con camisa blanca mientras dibuja en su gigantesca pizarra que se aprecia desde la lejanía gracias a los cristales que la gobiernan. Sin embargo, en sus apariciones públicas en el paddock, en Grandes Premios como el de Mónaco (donde se estrenó junto al equipo) o en Silverstone, sí luce los colores del equipo, ataviado todo de verde corporativo y con gorra blanca. Este detalle menor estilístico no es trivial y dice mucho del carácter y personalidad del británico, incontrolable y siempre agradecido a que su nuevo equipo haya ordenado y colocado todo a su antojo desde antes que llegara. Así se le convenció, motivado también por la tremenda ambición del proyecto y por trabajar junto a Alonso, buscando su comodidad para evitar que escogiera otro destino como Ferrari.
Los mitos sobre Newey
Alrededor de su trabajo y compromiso no hay ni un ápice de dudas pero sí que lo rodean algunos mitos. ¿Está todo el día trabajando? ¿Se queda hasta altas horas de la madrugada en su despacho? Las horas que acumula Newey frente a la pizarra son incontables y se las reparte completamente a su antojo, como siempre ha hecho durante su carrera. Una jornada de trabajo con horario cerrado no va con él, por fortuna para Aston Martin. Resulta imposible contabilizar las horas que ha dedicado Newey a Lawrence Stroll desde el 3 de marzo, jornada de estreno triunfal, teniendo en cuenta el tiempo adicional que seguramente haya dedicado en su hogar a confeccionar el nuevo monoplaza de Alonso. Pensando, dibujando y diseñando.
Nadie puede cifrar esas horas. Un mito que pululó por las redes fue aquello de que Newey hasta duerme en la fábrica. Tampoco es eso. No es habitual que se quede toda la noche, a horas intempestivas, diseñando a menos que haya una entrega o proyecto cerca y haya que cumplir con los plazos. Ahí se olvida de todo y entra en ese famoso trance de diseño para rematar la faena y llegar a tiempo sin mirar el reloj o cuánta luz entra por la ventana. La madrugada, como comentó Pedro De la Rosa hace unos días, solo entra en escena en esas ocasiones. No obstante, en una jornada de trabajo normal, no se queda de madrugada mientras la planta está vacía.
Sí que suele alargar su jornada de trabajo entre semana. El ingeniero, que también es accionista de Aston Martin, se marcha tarde por lo general, más de lo que debería si hubiera un horario cerrado. Por eso, la mayoría de fines de semana los utiliza para descansar, desconectar y recargar pilas de cara a la semana, a sus 66 años. Algún fin de semana, seguramente si hay alguna entrega por en medio, sí que se deja ver por Silverstone. Insisto, nadie sabe realmente qué hace en su casa y si de verdad desconecta. Ni Enrico Cardille, que se estrenó el día 4 de agosto y se ha adaptado como un guante al día a día de Silverstone, y tiene el difícil rol de tratar de ‘sujetarlo’. Mucha suerte.
Su querida cantina
La pausa para comer en la famosa cantina de la fábrica es entrañable porque, precisamente, se queda a comer en la cantina. Lejos de salir a otro lugar más ostentoso o lujoso a comer, él prefiere quedarse, rodeado de sus compañeros, tal vez por eficiencia y por no perder tiempo. Sus constantes apariciones en el restaurante, que se encuentra al lado del gimnasio, dicen mucho de su cercanía y naturalidad como persona. El exingeniero de Red Bull resulta inspirador para los más de mil trabajadores que trabajan, de alguna forma, codo con codo con él.
Ver a tu referente echar tantas horas en su pasión no tiene precio. A Alonso no le falta razón cuando asegura que el británico «está muy centrado, siempre en su oficina, en su mesa de dibujo y concentrado en lograr resultados». Conviene no interrumpirle con alguna reunión u otro tipo de circunstancia cuando está en pleno diseño parapetado dentro de su despacho. Es mejor dejarle que siga y no perturbar su concentración. Por el bien de Newey, de Alonso y de Aston Martin. Hay que mimar a la mejor baza que tiene el bicampeón para volver a coronarse en Fórmula 1.