Federico Valverde ha perdido su brillantez. El segundo capitán del Real Madrid hizo aguas en la derrota 5-2 ante el Atlético de Madrid. Poco trascendente, culpable en el gol definitivo tras perder el balón en el centro del campo… El uruguayo atraviesa una gran crisis bajo el mandato de Xabi Alonso. Ya no le salen las cosas, parece estar completamente perdido en el césped. Se le espera en un rol de ‘Kroos’, pero todavía está muy lejos de este nivel. ‘El Pajarito’ preocupa mucho en Valdebebas. Se confía en que volverá a su mejor versión… ¿Pero cuándo lo hará?
Algo pasa con Federico Valverde
Federico Valverde era hasta hace poco uno de los grandes termómetros de la medular madridista. Su capacidad para morder arriba, corregir espacios a la espalda de los laterales y conducir ataques en transición le convertían en un futbolista casi imprescindible. Sin embargo, ahora parece llegar tarde a las coberturas, se coloca mal en la primera línea de presión y sus conducciones terminan siendo previsibles. Esto permite que el rival supere con facilidad la primera cortina del Madrid y que la defensa quede expuesta. En el Derbi, se vieron todas estas carencias. Para colmo, su pérdida en el centro del campo al final del encuentro que culminó en la «manita». Algo pasa, y hay que cambiarlo ya.
Arda Güler necesita tener a su ‘Kroos’
Otro factor clave es que su aportación en la construcción ofensiva está siendo prácticamente nula. Valverde nunca fue considerado como parecido al estilo Toni Kroos, pero su manejo del ritmo y su capacidad para lanzar transiciones verticales eran armas importantes. Hoy, en cambio, abusa del pase en corto lateral, evita riesgos y rara vez rompe líneas rivales con envíos que generen ventajas. Esto estanca al equipo en fases estáticas y aumenta la presión sobre jugadores jóvenes como Arda Güler, que se ven forzados a descifrar partidos cerrados sin acompañamiento real en la organización. ‘El Pajarito’ debe tomar sus responsabilidades. Lleva el brazalete de capitán.
La transición generacional ya no es un escenario futuro, es presente. Con Kroos retirado y Modric en el AC Milan, la sala de máquinas del Real Madrid depende de futbolistas capaces de asumir roles estructurales que antes parecían resueltos. El otomano está intentando ser ese nuevo Modric: creativo, asociativo y atrevido. Con muchas iniciativas en ataque. Se ha vuelto a ver en el Derbi con su gol y su asistencia. Pero el turco no puede cargar en solitario con la responsabilidad de dirigir al equipo. Necesita a su lado un mediocampista o interior que actúe de ancla, de estabilizador y de referencia en la salida del balón. El perfil de Aurélien Tchouaméni le da robustez y cobertura defensiva, pero no asegura claridad en la circulación. Camavinga podría aportar esa intensidad y ruptura. En la creación también podría hacerlo, aunque el que debe dar un paso al frente en esas situaciones es ‘El Pajarito’.
De camino a la redención…
No se le va a pedir ser Kroos en términos técnicos, pero sí que asuma el rol de brújula secundaria. Debe aprender a ser más sereno en la gestación, ofrecerse constantemente como apoyo al poseedor, descargar con criterio y mantener la estructura cuando el equipo adelanta líneas. Arda Güler necesita alguien a su lado que le dé confianza, que ordene la secuencia de pases y que fije ritmos para que él pueda recibir en ventaja. Si el turco es el «nuevo Modric» Valverde debe transformarse en la especie de Kroos funcional que balancee al equipo.
El uruguayo debe reencontrar el camino. Volar hacia la redención. Su versatilidad lo había convertido en un recurso de valor incalculable, pero si continúa en esta versión errática, el equipo perderá un eslabón clave y Güler se verá asfixiado como único generador. Valverde debe elegir entre seguir siendo un jugador de energía irregular o evolucionar hacia un centrocampista de referencia, más cerebral y comprometido con la fase de creación. Deberá remar, no le queda otra.