El Real Madrid tuvo que marcar cuatro goles para llevarse la victoria ante el Olympiacos, pero el equipo no estuvo, ni mucho menos, al nivel que se les presupone a los blancos. Más allá del resultado sorprende el partido que planteo Xabi Alonso, quien supo aprovechar las debilidades del rival, pero que se desvió, completamente, de la idea de fútbol que ha planteado desde su llegada.
Xabi Alonso y el contrate
La victoria del Real Madrid ante el Olympicos sirvió para frenar la hemorragia de los últimos partidos de los blancos, pero, ni mucho menos para curar las heridas. Mbappé y Vinicius estuvieron brillantes en ataque, que no en defensa, pero si dos de los mayores talentos del planeta están a este nivel, es complicado que a los blancos se les pueda escapar una victoria, simplemente, porque obligas al rival a que te metan muchos goles para hacerlo. Ayer encajó tres, pero aún así, se llevaron la victoria.
Pero los blancos comenzaron mal, perdiendo, y sin ser capaces de coger el mando del partido, la intención inicial. Así que pasaron al Plan B, improvisado o no, pero salió bien. Porque en la primera que pudieron jugar en largo, balón a Vinicius, exterior para Mbappé y gol del francés. Fue un primer golpe que dejó KO a los griegos, que recibieron una sacudida en 6 minutos, de la misma manera, a la contra, para que el francés dejara encarrilada una victoria que no iba a ser tan fácil.
Un partido a lo Ancelotti
Con el 1-3 en el marcador, lo lógico hubiera sido intentar controlar el partido, llevar el ritmo del juego, y buscar cerrar la victoria, pero no, el equipo, por incapacidad, por desgana, o por estrategia, prefirió contemporizar y esperar tranquilo, a que hubiera otro robo, otro pase largo, y que los de arriba resolvieran. Volvió a pasar, cuando el Olimpiakos había marcado el 2-3 y se volvió a volcar en la presión y se metió en el partido. Alexander-Arnold, que ya esta demostrando el guante que tiene, y nada más, dejó a Vinicius en un mano a mano con su par, se fue fácil, y asistió a Mbappé para completar su primer póker como profesional.
La lección debía estar aprendida, pero no fue así. Los cambios de Xabi Alonso dejaron peor al equipo, que volvió a ser un coladero en defensa, y volvió a bajar el ritmo, confiados en que esto ya no se escapaba o en que los dos de arriba volvieran a resolver. Pero no, el equipo siguió con una imagen mala, sin intensidad, mal metido atrás, y concediendo, ocasiones y otro gol. Recordó a los partidos del pasado curso de Ancelotti, un juego mediocre defensivo y balones largos para que resuelvan las estrellas.
El Real Madrid salva los tres puntos
Salió bien, por la calidad de los futbolistas de arriba y por las “facilidades” que puso Mendilibar con su planteamiento, ideal para las estrellas blancas, pero se sufrió. Los blancos encajaron tres goles, siendo Lunin, pese a ello, de los más destacados, y solo los seis minutos mágicos de Mbappé salvaron al equipo de otro pinchazo, porque fue un mal partido, pero lo más importante, digan lo que digan, es ganar, porque la resaca de una fiesta deja mal sabor de boca al día siguiente, pero a medida que pasan los nervios, queda en el recuerdo la fiesta, no la resaca, y al fin y al cabo, se sumaron tres puntos y un futbolista marcó un póker, que también tiene su lado positivo.
El Real Madrid de Xabi Alonso se pareció más al de Ancelotti, con un equipo metido atrás, pero mal, y esperando robar balones para que los de siempre resuelvan, Ayer salió bien, como pasó el año pasado en muchos partidos, pero cuando tenía que salir bien, fue un desastre.
