Xabi Alonso ha superado la prueba de fuego. En su primer Clásico como entrenador madridista, el tolosarra se ha llevado la victoria. «Sabíamos el contexto del partido… Nos va a venir muy bien este partido para seguir creciendo. Pero queda muchísimo. Lo vamos a disfrutar«, relató el técnico donostiarra en rueda de prensa. Porque el domingo, Xabi se la jugó. Por segunda vez en la temporada, el Madrid salía con cuatro centrocampistas. Y en la primera, fracasó: fue el 5-2 contra el Atlético de Madrid. No obstante, contra los culés, el ex futbolista se salió con la suya, aunque existen algunos ‘peros’.
Xabi Alonso apostó por cuatro medios
La alineación sorprendió a más de uno. Cuatro centrocampistas y segunda titularidad del curso para Eduardo Camavinga. Antes del pitido inicial, reinaba la incertidumbre sobre el plan de los blancos: ¿apostarían por un doble pivote ‘Cama’-Tchouaméni con Arda y Jude en los interiores, o por un 4-4-2 en rombo con Bellingham (o Güler) como enganche? Todo era un auténtico mar de dudas. Finalmente, el tolosarra hizo un mix de todo. Se iba adaptando a las circunstancias del encuentro.
Podía replegarse en ciertos tramos con una línea de cinco: Tchouaméni o Camavinga se incrustaban entre los defensas, y quien asumía ese rol ofrecía cobertura al otro. En esos momentos, Güler regresaba de su postura de segundo delantero y se colocaba en el interior. En situaciones ofensivas, se veían también como Jude Bellingham y Camavinga iban alternando la situación de interior derecho. Ambos funcionaron muy bien en este papel. Todos, en general: «Hemos jugado con los cuatro. Tienen flexibilidad para jugar en varias posiciones. Los cuatro del medio han hecho gran partido«, decía el tolosarra. De hecho, al final del encuentro, Eduardo bromeó con que ahora había «desbloqueado» una nueva posición, la de «extremo diestro».
New position unlocked, Right winger ✅😭
— Eduardo Camavinga (@Camavinga) October 26, 2025
Xabi Alonso faltó ser conservador
En la primera parte, el Real Madrid dominó todos los debates. Llegaban a puerta, marcaban, mareaban al Barça… era un ‘show’. Xabi Alonso lo sabía de sobra. Podrían haber incluso alargado la ventaja. «Han habido muchos momentos en los que hemos sido superiores. El equipo ha hecho lo que se ha hablado. Es incluso una victoria corta. Hemos sido solidarios«, contaba. Pero lo cierto es que a la vuelta de los vestuarios, los blancos se pegaron un buen susto.
En la primera parte, los culés dispararon siete veces y llegaron a puerta en cuatro ocasiones. Uno de esos intentos se resultó en el gol de Fermín. En la segunda mitad, los números bajaron considerablemente para los de Flick: ocho disparos pero apenas dos a puerta. Aun así, los catalanes supieron meterle miedo a Xabi Alonso… porque sus pupilos apenas tenían el balón. A la vuelta de los vestuarios, los culés dominaron la pelota. Aunque en el juego, eran muy verdes, el esférico no se despegaba de sus pies. De hecho, al final del encuentro, Koundé casi asalta al Santiago Bernabéu, pero su control con el pecho se fue por muy poquito.
El Barcelona acabó el encuentro con el 68% de posesión y con 365 pases más (640 a 275). Sin embargo, los locales dominaron en los disparos. El Real Madrid disparó unas 23 veces y llegó a puerta unas diez veces. Pero en la segunda parte, faltó ese plus: tiraron entre los tres palos unas dos veces (tres si contamos el penalti de Mbappé) y dejaron que los culés se adueñen del balón. A pesar de haber frenado a Lamine Yamal durante todo el partido, los madridistas sufrieron en el último tramo. Xabi Alonso jugó con fuego y podría haberse quemado. Sale ileso y más líder. Pero deberá corregirlo en el futuro.
