El primer partido que abría el grupo B enfrentaba a dos selecciones que empiezan de primeras como las menos favoritas para pasar a la siguiente fase. Marruecos era consciente de ello y quería llevarse el encuentro para intentar dar la sorpresa en sus próximos duelos, por lo que saldría desde los primeros minutos buscando la portería de Beiranvand, apoyándose constantemente con Amrabat por la banda derecha.
El encuentro tenía un guión determinado y así se estaba desarrollando. Irán se había encerrado atrás, como si de una fortaleza fuese, mientras que la selección marroquí asediaba la portería iraní constantemente pero los goles no llegaban. Los minutos iban pasando y la desesperación, tal vez demasiado pronto, empezaba a aparecer en los jugadores marroquíes ante la falta de goles con tantas ocasiones.
Precisamente de esa impotencia nacería la fortaleza de Irán a la hora de atacar. Los últimos minutos de la primera mitad estaban siendo para los iraníes, quienes habían creído en si mismos a la hora de parar a Marruecos. La defensa no sería quien los frenaría, sino más bien Munir, quien sacaría dos balones muy peligrosos que terminaría saliendo fuera del terreno de juego para alivio de los suyos.
Dominio hasta que llegó la sorpresa
Los segundo 45 minutos llevarían al encuentro el mismo juego que se vería durante la mayor parte de la primera mitad. Marruecos salía con todo una vez más mientras que Irán se encerraba atrás sin querer conceder nada a sus rivales. Pero al igual que al principio el protagonista fue Amrabat, como se vio durante el final de la primera mitad, el joven Amine Harit sería quien encabezase a los suyos con su calidad y desparpajo creando verdadero peligro.
El susto del encuentro casi a la media hora de la segunda mitad. Un encontronazo entre Pouraliganji y Amrabat haría que el marroquí quedase muy tocado en la banda. Serían sus compañeros quienes tranquilizarían al ver que simplemente se había mareado ante el cabezazo con su rival y el suelo posteriormente, y no quedaría en nada más.
Aunque Renard trató de meter más leña al fuego, Irán conseguía sobrevivir a las embestidas marroquíes. Berianvand estaba muy seguro bajo palos y daba igual cómo viniesen los tiros rivales, que él siempre estaba en la posición correcta para evitar cualquier sorpresa. El sistema defensivo de Queiroz estaba surtiendo efecto y Marruecos se estaba quedando con la miel en los labios.
Y cuando parecía que el encuentro iría al empate final Irán haría soñar a todo un país. La falta que había hecho el joven de los Amrabat le permitiría a Pouraliganji poner un buen balón dentro del área. El problema sería para Bouhaddouz, quien intentando despejar el esférico, lo metería en su propia portería, dando así una nueva victoria en los últimos minutos como habría pasado a Uruguay durante el primer partido de la jornada.