Bajo la intensa lluvía comenzaba el partido entre Rápido y Talavera. Dos equipos intensos que, a pesar de la situación del campo salieron con fuerza desde el principio. Ambos equipos tenían dificultades para hacer fútbol. Tuvieron acercamientos sin excesivo peligro en ambas áreas.
Cada vez la lluvia caía con más fuerza. Poco fútbol en el Baltasar Pujales y es que la pelota era difícil de controlar con tanta lluvia y viendo. Imposible generar peligro en un partido en el viento y el balón controlaban el devenir de lo que casi ni partido se podía llamar. Muy difícil para dos de las revelaciones de la categoría poder dar el partidazo previsto. Cualquier error, despiste o extraño del balón podía decantar la balanza.
En medio del caos, llegó Deivid que la puso desde la frontal con una volea impresionante que se coló prácticamente por la escruadra. Golazo que ponía por delante a los vigueses. Con el gol se llegaba al descanso.
Se retrasó el inicio de la segunda mitad por problemas con la iluminación dado el temporal. Ambos equipos tuvieron sus opciones pero estaba mejor el Talavera ya que el Rápido jugaba con la lluvia y el viento en contra, no se movía el balón aunque golpeasen volvía de vuelta, y no conseguía atravesar la medular. Eso, sumado al empuje de los blanquiazules que tenían pegada y generaban ocasiones hizo que llegase el empate. Balón cruzado de Rober, no pudo despejar Coti, y Melchor puso el empate.
Los cambios empezaban a llegar en este impracticable partido. La peor noticia para el Talavera llegó con el cambio obligado de su goleador Jesús Jiménez que se retiraba lesionado. El viento seguía haciendo de las suyas y las ocasiones no llegaban. Los miutos pasaban y se llegó al final del partido con el empate a uno en el marcador.
En el último minuto del descuento casi cambió todo el Talavera con un disparo que se envenenó, tocó Brais y quedó el balón muerto en el área. Con ese susto se llegaba al final del partido. Duelo de sensaciones y de rivales directos que se quedó en un empate poco vistoso.