Comenzaba el partido y San Antonio se mostraba lento y acumulaba muchos fallos en ataque. Philadelphia, por su parte, aprovechaba dichos fallos para correr al contraataque, con lo que conseguía canastas fáciles y pronto marcaría diferencias en el marcador. Con la segunda unidad de cada equipo en pista cada canasta de los visitantes condenaba a años de distancia a los Spurs. Estos últimos seguían poco acertados y cometían errores infantiles en la circulación de balón, regalando la posesión a los visitantes o concediendo puntos al contraataque. Muestra del poco acierto local eran sus ocho puntos en los últimos ocho minutos del primer cuarto.
En el segundo cuarto San Antonio trataba de cambiar su actitud, pero los fallos en ataque y los robos o tapones de los Sixers le castigaban, y estos últimos seguían en la misma línea: correr. Los locales mostraban síntomas de impotencia en ataque debido a su 28% de acierto. Simmons marcaba la pauta y el ritmo de su equipo, y buena parte del segundo cuarto estuvieron ganando del doble. Al final del cuarto los de Popovich mostraban destellos de mejoría, pero los visitantes continuaban siendo una losa. Al descanso el resultado era 50-31 para los de Bett Brown.
El comienzo del tercer cuarto estuvo marcado por la baja anotación de ambos conjuntos. No obstante, con el paso de los minutos ambos equipos mejoraron su efectividad y acierto de cara al aro. San Antonio anotó en este cuarto únicamente un punto menos que en toda la primera parte. Pese a la mejoría en ataque de los locales, Philadelphia mantenía los veinte puntos de diferencia gracias al liderazgo de Simmons, que acabaría el partido con 21 puntos y un 90% en tiros de campo.
Los Spurs apretaron en defensa en el último cuarto, pero se condenaban así mismos con los rebotes en ataque. Aún con 16 puntos de ventaja, aumentó la tensión del partido y la intensidad defensiva de ambos combinados. Ni los Sixers tuvieron un bajón, ni San Antonio realizó un arreón. Muestra de ellos fue el parcial 7-8 de los últimos cinco minutos. Al final Philadelphia reafirmó su gran estado de forma con una contundente victoria por 97-78.
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