Historias de Filadelfia

Los salvajes Philadelphia 76ers empiezan a hacer ruido en la NBA

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Casi todos mis artículos llevan el título de un clásico del cine o hacen mención a alguna cita popular, bien de forma literal o parafraseado en la medida de lo posible. Hay quien dice que es mi humilde homenaje a las cosas que me gustan… otros dicen simplemente que la cabra tira al monte. A saber…

Para ponernos en situación: Historias de Philadelphia es una película de 1940 interpretada por Katherine Hepburn, Cary Grant y Jimmy Stewart que después de casi 80 años sigue sorprendiendo, y nunca cae en la rutina a pesar del lógico anacronismo del comportamiento entonces imperante comparado con nuestra sociedad actual. Es un clásico que nos hace pensar.

Lo confieso: esta NBA actual a veces me resulta monótona. Más que nunca antes está llena de atletas increíbles, y el tipo de juego en boga está basado es el uno contra uno constante y el uso (y abuso) del triple. Casi todos los equipos juegan así, de ahí que me resulte tan monótono ver partidos donde los ataques tienen literalmente uno, dos pases… o ninguno (¿no es verdad, Russel, Harden? Pero de vez en cuando aparece un equipo que, aun manteniendo esas características, me sorprende por su frescura. Como aquella película de 1940, me saca de la rutina y despierta mi interés.

Es un proceso (The Process!) misterioso: se juntan varios jugadores de gran potencial, una ciudad vuelve a ilusionarse con recuperar su glorioso lugar en la liga, el interés de la prensa en hablar de estos nuevos prodigios… En la formación de estos equipos a veces concurren circunstancias afortunadas, otras es producto de decisiones inteligentes de los GM, y en ocasiones es simplemente casualidad. En cualquier caso, el resultado es como la brisa que da frescura a un pesado día de verano.

Este el caso de los jóvenes Sixers de Philadelphia a quienes me gustaría mucho ver en la final de la NBA esta misma temporada.

Estos Sixers ya son equipo de presente y sin duda tienen un gran futuro por delante. Y aún asi, ya han estado en la tesitura de superar momentos muy difíciles como las lesiones de Ben Simmons (pick #1 draft 2016), Joel Embiid (pick #14 draft 2014) o Markelle Fultz (pick #1 draft 2017), pero se han repuesto de todo ello y parecen cada vez más en disposición de presentar batalla por el cetro del Este… y quizá más.

Mucha gente no sabe de la gran historia de los Philadelphia 76ers, que les sitúa por pleno derecho como uno de los equipos históricos de la Liga. Y, naturalmente, en cuanto he pensado en escribir sobre Philadelphia, automáticamente me han venido a la mente aquellos tremendos y aguerridos 76ers de 1983 que barrieron a los Lakers en la final de la NBA.

Aquel era un equipo poderoso y tremendamente competitivo que entrenaba un histórico de la liga como Billy Cunningham. En la pista se movían al son de Maurice Cheeks, bien secundado por Andrew Toney, que contaban con el incomparable Julius “Dr. J” Erving, mientras que por dentro imponían su ley el infatigable defensor Bobby Jones (Mr. Intensity) y Moses Malone, el fiero e ingobernable MVP de la temporada, y también de los Play-Offs.

Pero también contaban con secundarios de lujo, posteriormente muy conocidos en Europa, como Mark McNamara (Livorno, Málaga, Murcia… Chewbacca en El Retorno del Jedi), Earl Cureton (Milano, Tours, Argentina), Reggie Johnson (Rimini, Joventut… que jugadorazo) o Marc Iavaroni (Milano, Málaga de nuevo), así como obreros del rebote como Clemon Johnson.

Para muchos aficionados más jóvenes, la historia de los Sixers empieza con aquella final del 2001 contra Los Angeles Lakers. Aquel equipo comandado por Allen Iverson y Dikembe Mutombo no pudo apenas presentar batalla contra MVP Shaquille O’Neal y un joven pero cada vez más decisivo Kobe Bryant ¡que defensa hizo a Iverson! Por cosas como aquella le tengo tanto respeto a Kobe, un jugador bien conocido por su voracidad ofensiva (era incluso más chupón que su padre… y en Italia aún recuerdan los recitales de Joe “Jellybean”), pero que bajaba el trasero para defender a quien hiciera falta.

Los 76ers campeones del 83 eran un equipo coral que, alrededor del crepuscular Dr. J en sus últimos años buenos y el imparable Moses Malone, mostraban un estilo muy de equipo, tan diferente al juego de hoy en día. El passing-game no era una excepción, sino la norma, y tanto entonces como ahora el asunto estaba en hacer llegar la pelota a los mejores… y eso es precisamente lo que hacían.

Sin lagunas en ninguna faceta del juego, estos Sixers v83 consiguieron 65 victorias en Regular Season porque defendían con esmero, corrían en transición o jugaban a media pista con igual efectividad, y a la vista de cómo pulverizaron a todos sus rivales de playoff (4-0 a Knicks, 4-1 a Milwaukee y 4-0 a LAL en la final) contaban con un scouting de categoría y tenían las ideas muy claras…

Como ejemplo de su entusiasmo, aquí tienen los últimos 19 segundos de aquella final con la mítica imagen de Maurice Cheeks machando en contraataque…

Aquellos Sixers de entonces no consiguieron más títulos porque tuvieron que enfrentarse en demasiadas ocasiones a los orgullosos Boston Celtics y, si conseguían superarles, después tenían que vérselas con los Lakers de Abdul-Jabbar y Magic Johnson.

Años antes ya fueron coprotagonistas involuntarios de un momento histórico en aquella final del 80 contra los Lakers, en la que un rookie llamado Earvin “Magic” Johnson se echó el equipo a la espalda para cubrir la ausencia por lesión de Kareem Abdul-Jabbar y, jugando prácticamente de todo, endosó a los Sixers 42 puntos para ganar el campeonato. Fue el primer jugador realmente total y el inicio de una leyenda que ya venía desde Michigan State.

Después de aquel campeonato del 83, el equipo sufrió paulatinamente bajas como las de Moses Malone, la retirada de Erving, y también incorporaciones sonadas como las de Charles Barkley, pero ya nunca pudieron reinar en el Este, o al menos competir como solían. Por allí seguían los Celtics de Larry Bird, amenazaban los Bad Boys de Detroit y ya hacían sus pinitos los Chicago Bulls de un joven llamado… Michael Jordan. A partir de aquí ya saben la historia.

Ben Simmons tiene cosas de Magic Johnson y también de Julius Erving. Quizá aún no tiene el liderazgo, carisma y entusiasmo que despertaba Magic, ni tampoco la infinita capacidad de producir del Dr. J, pero las similitudes son evidentes: es un base altísimo con físico de gran alero, tremendamente atlético, le gusta correr la pista, gran penetrador y pasador, promueve el juego espectáculo, y tiene los mismos problemas en el tiro que aquellas dos leyendas. Aún tiene 21 años, a poco que mejore dominará la Liga muchos tiempo…

Siguiendo con los parecidos entre aquellos Sixers del 83 y los de hoy en día… aquí se acaban. Sin embargo, creo que en cuanto a talento individual estos Sixers v18 tienen incluso más que los campeones del 83. Puede que Joel “The Process” Embiid aún no sea ni la sombra del gran Moses Malone, pero sin duda tiene el físico para hacerlo (ojalá le respeten las lesiones), técnica a raudales que le permite hacer de todo en pista, una cabeza muy bien puesta y desde luego un carisma y atrevimiento impresionantes.

Si miramos el resto de la plantilla, estos jóvenes Sixers aún no disponen de un Maurice Cheeks o un Bobby Jones, mucho menos de un Dr. J (que fue Michael antes que Michael, esto para los amigos más jóvenes), pero esperen un tiempo a ver como desarrollan su potencial James Covington o Marquelle Fultz, como aumenta la sólida aportación de Dario Saric (sapiencia europea) y el ya veterano Ilian Ilyasova… o la influencia y seriedad en el juego, además de un tiro mortífero, de J.J. Reddick o Marco Belinelli… ¿Se imaginan si este verano Lebron James decide marcharse a Philadelphia?

Ojo a este equipo. He dicho.

Bueno, si me lo permiten aún quiero decir algo más: como me hubiera gustado ver al Chacho Rodríguez al mando de esta banda de jóvenes forajidos…

Yo no se ustedes, pero a mi me apetece decir ¡GO SIXERS!

@AlfredoNoya

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