Era el año 2015, mercado invernal y el Real Madrid anunciaba el fichaje de un jóven jugador brasileño que había despuntado en el campeonato brasileño. Lucas Silva llegaba al Madrid procedente del Cruzeiro. Su primera actuación con el equipo blanco fue en Alemania contra el Schalke 04 y en Champions League. Anccelotti no confiaba en Illarramendi y necesitaba un escudero para Kroos y Modric para lograr el famoso equilibrio. Ni maravilló ni decepcionó. Pasó desapercibido.
Tras el debut, el resto ya lo saben. Jugó apenas 428 minutos siendo titular en dos partidos más contra Elche y Villarreal. Se marchó el entrenador italiano y llegó Rafa Benítez. Cambio de entrenador pero misma situación para el brasileño. A pesar de hacer toda la pretemporada con el equipo de Benítez, Lucas Silva acabo saliendo rumbo al Marsella. En Francia y con Míchel como entrenador tampoco triunfó.
Tras su periplo en la Ligue 1, jugador brasileño fue cedido nuevamente. Otro país, Portugal. Y otro equipo, el Sporting de Lisboa. Allí se le descubrió una arritmia y estuvo sin jugar seis meses. Tras varias pruebas exhaustivas, los médicos permitieron su vuelta a los terrenos de juego. Lucas Silva quería volver a Brasil y al Cruzeiro y Real Madrid accedió a las pretensiones del jugador. Allí se ha vuelto a reencontrar con su juego ya sentirse futbolista. Con contrato hasta 2020 con el equipo blanco, Silva no quiere volver. La decisión depende del Madrid.