Toque y ataque para el Mundial de Rusia

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Por fin Julen Lopetegui ha desvelado la lista de los sueños de todo aficionado español al fútbol. Ya sabemos los 23 jugadores que representarán a la Selección Española en el Mundial de Rusia 2018. Una lista que, en gran medida, ya sospechábamos, pero que necesitábamos completar para ir configurando nuestras alineaciones e ir imaginando cómo encarará el técnico vasco el torneo. Línea por línea, podemos ir desgranando y analizando por dónde se puede ir gestionando la plantilla elegida y cuáles pueden ser los principios sobre los que se basará el juego de La Roja.

PORTERÍA: la última etapa dorada de la selección tuvo en la portería a una de sus mayores certezas. Con Iker Casillas, la portería imbatida, clave para conseguir los objetivos según los preceptos de la selección, estaba más cerca. Ahora le toca a uno de los grandes porteros de Europa, David de Gea, coger el guante y por tanto la responsabilidad. Junto a él, el talento de Kepa Arrizabalaga para coger experiencia y la jerarquía de un Pepe Reina campeón de todo con La Roja.

DEFENSA: dos de los cinco mejores centrales del mundo formarán el eje de la zaga de la selección. Queda quizá por corroborar que Piqué y Ramos, ya no solo de forma individual, sino como pareja, pueden crecer en sinergia y desarrollar unos automatismos que coloquen a nuestro nivel defensivo como una certeza competitiva. En los laterales, Lopetegui ha elegido profundidad y verticalidad, como efecto de contrapunto ante el esperado estilo de juego de toque y posesión con juego interior basado en los técnicamente superdotados centrocampistas y atacantes españoles. Mientras Koke, Iniesta, Silva o Isco se junten por dentro para mover al rival y generar los espacios, serán los laterales los que ensanchen el campo y ejerzan de puñales para alcanzar el área. Quizá por esto, Sergi Roberto haya perdido el sitio con Álvaro Odriozola, dada la capacidad de desborde del de la Real Sociedad, capaz de crear ventajas tanto en transición como desde parado.

CENTRO DEL CAMPO: sobre esta parcela del campo se edificó el triplete Eurocopa-Mundial-Eurocopa, con ese estilo que nos marcó tanto para ganar con la selección como para crear marca internacional. Nuestros mediocentros e interiores fueron la piedra filosofal indescifrable para los rivales y el epicentro de toda nuestra superioridad. Cada vez tendiendo más al conservadurismo, fuimos cayendo en circulaciones lentas y carentes de ritmo, algo que terminó por poner fin al hermoso ciclo. Ahora, Julen ha querido incrementar la espontaneidad, imprevisibilidad y verticalidad de las posesiones, dando libertad a genios como Silva, Thiago o Isco y pidiéndoles que la posesión sea más dañina que defensiva. Los últimos partidos de España han dado muestras de asentamiento de la idea, con victorias de prestigio y un buen desempeño tanto en nivel como en amplitud durante los 90 minutos. No compararse con la selección de Xavi y Xabi resulta esencial.

ATAQUE: inicialmente encargados de dar profundidad, espacios y sentido al sistema, fueron perdiendo relevancia conforme se fue extremando el plan de adueñamiento del balón, ritmo bajo y búsqueda de evitación del error. De la exuberancia de Torres y Villa en la Eurocopa de 2008 en Austria y Suiza, a verlos a ambos fuera del once para jugar con Cesc Fàbregas como hombre más adelantado en la campeonato de cuatro años después. Julen ha recuperado la figura del delantero centro, aunque ninguno se ha llegado a imponer como referencia. Si Morata parecía la apuesta más en firme para ariete, finalmente se queda fuera de la convocatoria, y en su lugar acuden tres puntas diferentes y complementarios. Costa para chocar y dar verticalizar, Aspas para castigar el error rival y Rodrigo Moreno para mezclarse con el sistema y aportar tanto desde la asistencia como con el gol. El titular, todavía, una incógnita. Para acompañarlos, mediapuntas avanzados (Silva, Isco) para desequilibrar desde la combinación en la frontal y dos armas exteriores, Lucas y Asensio, para alternar el plan cuando por dentro sea imposible. Marco, además, se adivina como una de las cartas bajo la manga del seleccionador, un diamante dispuesto y preparado para ser una de las amenazas más indetectables y valiosas de la selección, en horizontal y en vertical, con el pase y con el disparo. Su primer gran torneo con la absoluta.

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