Desde la llegada de Rubén Baraja al banquillo rojiblanco, una plaga de lesiones inusuales ha atacado a la plantilla sportinguista. Sin parte médico, con jugadores entrenando al margen, y respuestas evasivas en rueda de prensa hay casos que sorprenden a la afición entre los ocupantes de la enfermería rojiblanca.
En la presente pretemporada ha habido varios casos sin irnos demasiado lejos. Robin Lod se perdió varios partidos sin motivo aparente. Y qué decir de las «lesiones» de Fede Barba. Pero lo ocurrido esta temporada ya no tiene lógica. Isma Cerro y Álvaro Traver llevan desde finales de pretemporada entrenando al margen del equipo, al igual que Noblejas desde que llegó. En lo que respecta al madrileño, se podría entender que llegue sin ritmo de competición tras una pretemporada en la que no ha participado con el Rayo. Pero no que entrene un mes al margen.
En cuanto a los dos extremos recién promocionados del filial, no hay motivo aparente. Han sido dos jugadores escogidos por el técnico vallisoletano para promocionar. Que han dejado un buen sabor de boca en los primeros partidos de pretemporada. Pero, casualmente, de la noche a la mañana, han empezado a entrenar al margen. Pequeñas molestias musculares que les impiden estar disponibles durante un mes. En el caso de Cerro, el madrileño lleva sin disputar un minuto desde la gira portuguesa. Ante el Chaves disputó la segunda parte como recambio de un Lod también con molestias. Traver desapareció de las listas tras el amisto ante el filial donde disputó los 90 minutos.
El problema es la repetición de casos similares que se produce desde la llegada de Baraja. El año pasado tuvimos la interminable lesión muscular de Quintero que de la noche a la mañana desapareció. De la misma forma los problemas de tobillo de Carlos Castro que no le permitían llegar a tiempo nunca y la lumbalgia de 5 meses de Álex López dejaron fuera largos períodos de tiempo a jugadores de forma inexplicable.
Las lesiones ocurren. Son ley de vida y más de la vida de un futbolista. Pero la desinformación, el oscurantismo y la falta de rigor es algo que no se puede comprender en un club como el Real Sporting de Gijón.