El problema de ganar sin convencer

El Domingo en el Molinón se vivieron un cruce de emociones, perspectivas y objetivos atípicos.

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Sorprendió el ‘Pipo’ Baraja con una alineación extraña en él, situando en el campo al mismo tiempo a todos los hombres mas talentosos en su plantilla. Cambiando la disposición táctica del equipo de forma sustancial aunque el dibujo fuera el mismo.

Desde el primer día de pretemporada al Sporting le costó horrores circular el balón con fluidez y encontrar lineas de pase para salir jugando. Una carencia que se ha ido acrecentando desde ese día y que tocó techo en Riazor. Aunque el míster dijera que no salió disgustado de A Coruña es evidente que si, puesto que modificar tu idea de fútbol en casa ante el Numancia es un signo claro de que los problemas del equipo han sido detectados y se intentan corregir. Otra cosa, muy distinta, es el acierto que tuvo al hacerlo.

La situación de Nacho Méndez y Salvador en el campo fue una gran novedad y no dejo indiferente a nadie. Baraja renunció a un pivote duro y de trabajo escoltando a los centrales para poner un mediocampista ofensivo, antes mediapunta, cuyo mayor problema es precisamente defender. El objetivo del cambio era fácilmente intuible; dotar al equipo de un jugador que es capaz de saltar líneas de pase con facilidad y poder jugar de manera más fluida y constante en todas las parcelas del campo. En última instancia era intentar someter al Numancia teniendo el balón y siendo protagonista.

Por primera vez este año el Sporting salió a mandar. A ganar siendo mejor y haciéndolo al ataque. No me queda menos que felicitar al vallisoletano por saber rectificar y por brindar el mejor partido de la temporada hasta la fecha.

Baraja podría haberse cavado su propia tumba con su idea de primar el resultado

Sí, aunque mucha gente saliera descontenta del Molinón el domingo es innegable que el Sporting jugó su mejor partido de la temporada. Alternó fases del juego malas, con otras mejores y en los últimos minutos no sometió a su rival, que había renunciado a su juego de posesión y se contentó con un punto “regalado”. El cuadro soriano intentó (y logró) mantener ese empate toda la segunda parte, donde no creó ni una sola ocasión de verdadero peligro.

Cierto es que el partido fue mejorable. El Pipo, y esto va en su debe, leyó mal el partido y se equivocó con el cambio de André Sousa. Pero eso ya es parte de su capacidad como entrenador que mantengo es muy mejorable. Al Sporting le siguen faltando automatismos y parece que Baraja no sabe como crearlos. Todo esto es cierto, tanto como que por primera vez fue valiente y salió a ganar sin rodeos, por lo que las criticas que arreciaron al final del partido son difíciles de entender.

Cabe recordar que estamos en la jornada 5 y hay que juzgar ideas, mecanismos, sistemas de juego… Es pronto para fijarse solo en si el balón entra o no, ya que eso te puede llevar a salir contento después del mal partido contra el Nástic y a salir enfadado el domingo. El sportinguismo parece haber comprado la idea de Baraja de que priman los resultados. Lo que viendo la tesitura actual del equipo y la decepción del pasado Junio puede ser la tumba del entrenador. Y es que para su propia desgracia parece que él mismo se la ha cavado con su propio discurso.

 

 

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