El municipal de Olot se viste de gala

Los más escépticos siempre fantasean con la mítica frase de: “No es como empieza, sino como acaba”. Pero es fácil afirmar que los finales felices serán más fáciles de llevar a cabo si gozan de un principio prácticamente soñado. Es el caso del equipo visitante, el líder de la categoría, el Hércules.

El equipo gerundense recibe el próximo domingo en dinámica negativa al equipo más en forma del Grupo III. Dos conjuntos que parecen desentonar en cuanto a rachas se refiere. Sin embargo, ambos han podido demostrar que esto de jugar al fútbol se les da bien.

A pesar de brillar en algunos encuentros, la irregularidad está siendo el mayor degradante para el Olot. Un equipo capaz de combinar partidos en los que parece que el mismísimo Kempes se vista con la zamarra grana para llevar al equipo a la victoria como sucedió frente al Badalona, en el que logró marcar hasta 4 goles y dejar su portería a 0. Como también se puede ver su cara más oscura, sin ir más lejos, en estas dos últimas jornadas, donde solo fue capaz de sumar un punto de 9 posibles.

A pesar de esta irregularidad, Planagumà, entrenador del Hércules, da mucha importancia la choque y espera un partido muy complicado, con un rival que espera que le exija mucho: “Afrontamos otro reto como visitantes. Viajamos a un estadio complicado, un campo donde la Unió Esportiva Olot siempre juega bien, con buen trato de balón y una afición entregada. Es una de las salidas más difíciles de la temporada”.

Un amor eterno

“Es un partido que tengo marcado en el calendario. Es muy especial volver a Olot para encontrarme con gente con la que he jugado y he tenido cerca”, asegura Carlos Martínez, actual delantero del Hércules. 52 goles y 114 partidos le avalan como jugador olotí.

El delantero barcelonés ya tuvo que enfrentarse al Olot cuando vestía los colores del Villarreal “B”. En ese encuentro marcó un gol y quedó marcado por la increíble respuesta de la afición gerundense: “Me sorprendió mucho como la grada me aplaudió cuando dijeron mi nombre por la megafonía. Marqué un gol y ni lo celebré, porque siento un respeto enorme por el Olot”. El recuerdo para los aficionados es imborrable y el reencuentro será muy especial.