El Oviedo volvió a ganar. Suma 18 de los últimos 21 puntos en juego. Las sensaciones son las mejores posibles. De ser un equipo anclado en la mitad-baja de la tabla hace un par de meses a estar metido de lleno en la lucha por el playoff. Así es el fútbol en Segunda División. Pero del encuentro de ayer, muchos nos quedamos con lo que sucedió al final. La plantilla y la afición carbayona dedicaron el triunfo a Edu Cortina y su familia tras el fallecimiento de su padre. Mostrando una vez más el gran grupo humano que hay en el vestuario y la gran familia que es el Real Oviedo.
Cuando el árbitro señaló el final del encuentro, las caras en los futbolistas del Oviedo eran de satisfacción. Se había logrado dar un paso muy importante y dejar a cuatro puntos a un rival directo como el Alcorcón. Pero lo más emotivo vino después. Cuando Toché levantó en alto la camiseta de Edu Cortina en el centro del campo. Rodeado de todos sus compañeros, que al igual que la afición carbayona aplaudían y ovacionaban al canterano en estos difíciles momentos para él.
Uno saca conclusiones de un equipo en base a sus resultados. Si gana, bien, y sino, pues siempre, o casi siempre, suele haber críticas. Pero pocos se quedan con los gestos humanos. Con los que de verdad hacen grande, ya no a una plantilla, sino al club en general. Lo vivido ayer en el Carlos Tartiere es de esos momentos que no se no olvidan. Porque cuando un futbolista sale a sala de prensa y resalta la importancia del grupo, hay que creerle. Y ayer se demostró que en el Oviedo, el grupo está por encima de todo.