Ambos conjuntos salían con la intención de buscar lo antes posible un tanto para adelantar a los suyos. Los tres saques de esquina en apenas cinco minutos indicaban que se iba a esperar de este encuentro mucha intensidad y presión por parte de ambos equipos, algo que se diluiría posteriormente en el bando cordobesista.
Una apisonadora llamada Elche
Los ilicitanos parecían tener las cosas más claras en su juego y la presión era más intensa en la portería de Marcos Lavín. El portero madrileño estaba teniendo que actuar de vez en cuando con algunas jugadas aéreas, mientras que su homólogo Edgar Badía estaba más tranquilo viendo de lejos el peligro. Su equipo estaba moviendo bien el esférico y parecía estar teniendo el control del partido hasta el momento.
Todo parecía intuir que el gol local podía llegar pronto y así iba a ser. Los jugadores de Pacheta estaban siendo intensos y tanta circulación por la frontal del área blanquiverde, e incluso dentro de su propia área, terminaría trayendo una oportunidad clara para Nino. El almeriense recibía un gran pase de Karim dentro del área para batir a Lavín sin ningún problema, adelantando así a los suyos al cuarto de hora de encuentro.
El tanto no parecía que sirviera de mucho para los jugadores de Navarro, ya que estos no parecían reaccionar y la superioridad local era más que evidente. Las ocasiones seguían siendo constantes para el Elche y nada parecía que iba a cambiar ya que estaban siendo los más activos sobre el césped.
Un tímido despertar
El paso por vestuarios no sirvió de mucho a Navarro. Su equipo salía al terreno de juego con la misma dinámica, quitando alguna jugada aislada liderada por Andrés Martín. Pero, a fin de cuentas, los ilicitanos estaban muy cómodos y la zaga blanquiverde seguía sufriendo ante cada vendaval local que llegaba constantemente a su área.
El empate podría haber llegado a falta de media hora de encuentro. Una mano de Javi Flores al borde del área les permitiría a los cordobesistas encontrar su primera ocasión peligrosa. Menéndez, quien parecía ser el mejor para este tipo de falta, colocaría el esférico muy cerca de la escuadra, aunque se le iría por encima del larguero. Aquella ocasión parecía que iba a levantar el ánimo del Córdoba y comenzaría a llegar la presión al área de los de Pacheta.
Una oportunidad desperdiciada
A pesar de estos intentos blanquiverdes, el Elche estaba muy seguro y los andaluces no conseguían encontrar un referente arriba. Parecía que la ausencia de Piovaccari estaba pasando factura y las ocasiones del Córdoba podían contarse con los dedos de una mano, siendo la mayor parte de ellas muy precipitadas, restándole así cualquier peligro que pudieran tener.
Los minutos iban pasando y el final del encuentro iba llegando, pero en vez de llegar un segundo tanto al marcador, llegaría una baja que dejaba con diez a los ilicitanos. En una jugada donde Nacho Gil trataba de alcanzar un pase a la espalda de la zaga andaluza, el extremo se agarraba la parte posterior de su muslo derecho, dejando ver que había una posible rotura muscular.
Los blanquiverdes tenían una nueva oportunidad, ante un rival con un jugador menos, pero eran pocos minutos para intentar aprovechar esta circunstancia. En total, sumando los minutos añadidos, serían ocho para intentar encontrar un empate que no los alejase tanto de la salvación. Pero finalmente los tres puntos quedarían en casa y el Córdoba seguirá metido en problemas.