Ezequiel Garay ha formado, junto a Gabriel Paulista, un eje de la zaga bien compenetrado. El argentino representa la elegancia, la salida limpia de balón y una colocación encomiables . En su defecto habría que hablar de cierta lentitud sobre todo a la hora de recuperar posiciones.
Criado en Argentina, a la segunda fue la vencida
El central se crió en la cantera del Newell’s Old Boys, club desde el que llegó muy joven al Real Racing Club de Santander español con 20 años. Su porte elegante, su capacidad goleadora y su exuberante físico lo llevaron dos años más tarde al Real Madrid con el que firmó pese a estar lesionado de gravedad. No cuajó en la casa blanca y marchó al Benfica para relanzar su carrera y salir dos años más tarde al Zenit de San Petersburgo, uno de los clubes de nuevos ricos rusos. Tras un intento fallido en la temporada anterior, en agosto de 2016 llega sobre la bocina del cierre de mercado.
Sus números mejoran sus antecedentes
El zaguero ha sumado 40 partidos a lo largo de la temporada y ha sido titular indiscutible siempre que ha estado a disposición de Marcelino. Ha jugado más de 3200 minutos, superando en más de 800 las dos temporadas anteriores. A destacar el hecho de que sus dos goles los haya marcado ante el Real Madrid i el FC Barcelona ambos de cabeza, una de sus principales características como jugador. Se ha complementado muy bien tanto con Paulista como con Diakhaby, centrales más contundentes y físicos que Ezequiel.
Un central con buen trato al balón
Pese a su impresionante presencia, nunca fue un central de contundencia física ni de marcajes férreos. Su característica más preciada era su buen trato al balón y su salida limpia con el que iniciar la canalización del juego. Tiene un buen desplazamiento en largo con el que superar la presión de los equipos contrarios. A sus 33 años ha alcanzado su madurez futbolística pero sus problemas musculares y con la rodilla le han impedido jugar un mayor número de partidos.
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