Exhibición rojiblanca bajo la lluvia

La cuarta jornada del Grupo I nos dejó un bonito duelo de filiales entre el del Atlético de Madrid y el de Las Palmas, dos equipos en fase de reconstrucción después de que el verano les asolara con fuerza en cuestión de salidas.

Comenzó el partido con ambos conjuntos muy enchufados y metidos en el partido desde el primer minuto, no queriendo ceder el control del partido a su rival por nada.

Durante los primeros minutos fue Las Palmas Atlético quienes llegaron con más claridad a la portería defendida por Álex, aunque los rojiblancos no tardarían en revertir esta situación y pronto se harían con la batuta del partido.

Empezaron a monopolizar la posesión y a solo permitir que las llegadas fueran en una dirección: la suya. Fue precisamente así, a base de insistencia, como llegó el gol.

Centraron lateralmente los locales, y el balón le llegó a Óscar Clemente, que ya había errado un pase de la muerte en la jugada anterior y no estaba dispuesto a volver a hacerlo, por lo que desvió el centro de primeras, redirigiéndolo hacia la portería y cruzándole el balón al portero para abrir el marcador.

Tras el gol el Atleti se hizo más fuerte aún si cabe, usando los centros laterales como su principal arma para buscarle las cosquillas a Las Palmas, y lo cierto es que estaba siendo bastante útil, pues estaban siendo capaces de internarse hasta dentro del todo.

La primera parte estaba llegando a su fin con los visitantes volcados en ataque, buscando el empate de forma desesperada, algo que les salió más que caro, pues en la contra de dicho ataque el Atleti B Riquelme, quien no estaba apareciendo apenas en ataque, para marcar un bonito gol tras romper al defensa con un recorte.

La segunda parte tuvo el mismo guión que el final de la primera, y en cuanto el filial de Las Palmas se volcó de más en ataque, el del Atleti no perdono a la contra, donde volvió a ser letal y sentenció el partido con un gol de Alberto Salido, ayudado por el desbarajuste defensivo del rival y por el fallo del portero, que no fue capaz de sacar una vaselina que se acercaba lentamente a su portería.

Tras este tercer gol el partido se convirtió en un corre calles en el que el Atleti salía beneficiado la gran mayoría de las veces, hasta el punto de que el siguiente gol sería el 4-0, obra de Wilfried tras empujar a gol un rechace.

Las Palmas había salido hace mucho del partido y el Atleti B era el que marcaba el ritmo del partido en todo momento. Cuanto más se acercaba el final del partido más acusaban los jugadores el cansancio acumulado, algo que se reflejó en un bajón del ritmo por parte de ambos conjuntos.