Inicio a fuego lento
El partido comenzó con unos minutos dubitativos con poco acierto ofensivo y con ambos equipos erráticos en el tiro exterior. El juego interior no llegaba y los dos quintetos jugaban con mucha precipitación. Con la entrada en juego de Dubi y su mayor participación en acciones ofensivas, la defensa andorrana se mostró más vulnerable y el acierto de los locales, de la mano de un inspirado Guillem Vives, fue dando las primeras distancias. Los de Ibon Navarro abusaban del bote y del individualismo ante una defensa taronja cada vez más asentada. Un tiro de Lloyd, irregular hasta ese momento, desde el centro del campo, cerraba el primer parcial con 25-18 para los de Ponsarnau.
Andorra desaparece del partido
En el segundo cuarto, el conjunto de la Fonteta apretó las clavijas en defensa y empezó a conectar mucho mejor con su juego interior donde la superioridad del capitán era evidente. Cuando los del Principado quisieron cerrarse sobre el Oso, los exteriores acribillaron sin piedad el aro andorrano. Sastre, Lloyd y Vives marcaron diferencias y el marcador se decantó por los locales. Los visitantes veían el aro muy pequeño y fallaban constantemente desde la larga distancia. Si en los primeros diez minutos, el rebote defensivo fue un problema para Valencia Bàsket, la superioridad en el tiempo restante hasta el descanso fue abrumadora y sobre ello cimentó su parcial de 22-9 para el 47-27 al descanso.
Valencia Bàsket, suma y sigue
Lejos de relajarse o buscar el lucimiento personal, el juego valenciano siguió siendo coral tanto en defensa, con líneas muy adelantadas y asegurando el rebote, como en ataque. En este sentido destacar la fluidez del juego y los continuos extra-pass que dejaban liberados a los tiradores. Los pirenaicos intentaron aumentar su agresividad defensiva pero tanto Van Rossom como Vives encontraban vías de penetración y compañeros en situaciones ventajosas. Solo la mejora en el tiro exterior de los hoy azules consiguió minimizar la renta que por momentos rozó lo escándaloso (62-31)
Nadar y guardar la ropa
El cuarto parcial comenzó como los anteriores, con los locales subiendo revoluciones y ensanchando el marcador a su favor. En esta ocasión fueron dos robos de Alberto Abalde los que borrarían las pocas esperanzas visitantes de estrechar las diferencias. Ibon Navarro se desesperaba en la banda ante los clamorosos fallos de sus jugadores que erraban canastas inverosímiles. Doornekamp, San Emeterio o Tobey se sumaron a la fiesta mientras que los visitantes solo maquillaron estadísticas para un 89-68 final.
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