Goleada de altos vuelos
Rodrygo voló, Benzema voló y Zidane respiró: el Madrid cumple con creces contra el Leganés y hace las delicias de todos sus aficionados ofreciéndoles un auténtico recital
Partido para volver a ser grandes. Real Madrid y Leganés, dos equipos que necesitaban una victoria como el comer, unos para no despegarse de la estela del liderato marcada por el Barcelona, mientas que los otros, para salir de ese profundo descenso en el que se habían sumido y del que querían salir manteniendo las buenas sensaciones acumuladas en su victoria contra el Mallorca la última jornada, rival contra el que paradójicamente perdió el Madrid su último partido liguero.
No salió mal plantado al partido el Leganés, dispuestos a ofrecer resistencia, una resistencia que se vio aplastada por un superlativo Real Madrid que estaba ya cansado de sorpresas, y cuya afición lo estaba más aún.
Sería en el minuto 7 cuando todo se desmoronaría para el conjunto pepinero, momento en el que un centro de Marcelo al segundo palo le llegaría a Benzema, quien de primeras se la pondría a Rodrygo para que rematara a placer. Magia francesa e ilusión brasileña.
Si alguien pensaba que el huracán blanco estaba ya saciado se equivocó estrepitosamente, y además se daría cuenta de su fallo segundos después, con Benzema regalando la segunda asistencia de la noche, en esta caso para Toni Kroos, que no pudo elegir mejor momento para sumarse al ataque.
El partido solo lo estaba jugando un equipo pues el Leganés era un barco a la deriva, que se había topado con la peor de las tempestades en lo que llevamos de temporada. Para más inri, su capitán y entrenador Luis Cembranos era de los que más perdidos estaba, con nulos signos de saber como achicar el agua que estaba hundiendo cada vez más su embarcación.
El guión del partido ya estaba escrito, y es que cuando un equipo ataca con el fervor con el que lo estaba haciendo el Madrid (sumadle además la necesidad de ganar y la calidad de los jugadores) el resultado solo puede ser un resultado como poco abultado.
La noche de Juan Soriano, portero del Lega, se había tornado en una verdadera pesadilla en cuestión de minutos, sensación que confirmaría en el minuto 22, derribando a Hazard en una de las múltiples internadas que realizó al área.
Sergio Ramos fue el encargado de ejecutar la pena máxima y Soriano creyó que su redención había llegado le adivinó las intenciones al camero y le negó el gol. No obstante, el VAR actuó y ordenó repetir el penalti por la posición adelantada del portero, quien no podría pararle el segundo intento.
Tras este tercer tanto el marcador no se movería más en la primera parte aunque no sería por falta de ocasiones ni por falta de ganas de los locales, que lo intentaron teniendo ocasiones de sobra para ampliar más aún la ventaja, hasta el punto de que el 3-0 parecía quedarse corto.
Valverde prácticamente sobre la línea de gol, Benzema en un tiro desde la frontal y en una medi chilena… la contundente victoria estaba cerca de convertirse en un auténtico baño.
La segunda parte no tuvo nada que ver con la primera, pues aunque el dominio siguió siendo del equpo merengue, la intensidad la redujeron sustancialmente, dando paso a un partido lento y en los primeros minutos de esta mitad hasta un tanto soporífero.
El caso es, que aunque más por demérito del Madrid que por mérito del Leganés, el aluvión de ocasiones se vio reducido, aunque no extinto, ya que la superioridad blanca hacía que estas siguieran llegando casi por inercia.
Fruto de esta inercia llegaría el recital final protagonizado por Benzema, justo antes de ser sustituido por Jovic, dando al palo en una vertiginosa contra y convirtiendo un nuevo penalti cometido por Omeruo sobre Modric tras comerse un soberbio recorte del croata en el área.
No falló el francés antes de dar un paso a un lado para que Zidane le diera la oportunidad a un Jovic con muchas ganas de reivindicarse, algo que habría logrado si el linear no le hubiese anulado el tanto por un fuera de juego tan ajustado como claro.
Por su parte, Courtois fue prácticamente un espectador más, con una buena mano en la primera mitad y un balón atajado en la segunda que le fue el cuerpo. Más allá de esto no tuvo ninguna actuación reseñable, síntoma del buen hacer defensivo del Madrid. Buenas sensaciones para el belga, que las necesita.
El lazo a la goleada lo pondría Jovic, otra vez de cabeza y otra vez tras un centro de Carvajal, pero esta vez sin el linier levantando la bandera.
Contundente victoria de un equipo que la necesitaba y del que se escuchó el suspiro de alivio más alto aún que el pitido del árbitro: al fin un poco de paz. Mientras, un irreconocible Leganés deberá olvidarse por completo de este partido y seguir en la línea que habían encontrado contra el Mallorca.
