Partidazo en el grupo I de Segunda B entre dos aspirantes al ascenso, estando el Atlético de Madrid “B” a 5 puntos del liderato mientras que el Ibiza se situaba a 8 de un Atlético Baleares como había comenzado la temporada de una forma estratosférica.

Lejos quedan ya aquellas dos derrotas casi consecutivas contra el Peña Deportiva y contra el Rayo Majadahonda, y desde entonces todo han sido victorias a excepción de un empate puntual contra el Racing de Ferrol.

Por su parte, el Ibiza tan solo sumaba una derrota más que su rival en la vigente jornada, por lo que una victoria en el día de hoy les permitiría rebasarles en la clasificación.

Sin embargo al partido entraría antes al partido que un Ibiza que pagaría demasiada cara esa relajación inicial, con nada más y nada menos que con un gol.

Solano y Poveda serían los protagonistas de la acción cuando en el minuto 3 el primero le metió un preciso centro a la cabeza del segundo, que remató demasiado solo por culpa de la ya mencionada relajación local ante la impotencia del portero.

Como punto positivo cabe resaltar que el gol le afectó al Ibiza como le debe afectar a un equipo grande, a alguien que pretende aspirar a lo más alto: teniendo el mínimo impacto psicológico y no cambiándote el planteamiento inicial.

Así lo hicieron y siguieron con su plan, hilvanando las jugadas con calma y tratando de llegar al área el máximo número de veces posibles, aunque esta no iba a ser tarea sencilla por lo concienciado que salió el filial rojiblanco en defensa, que no estaba dispuesto a que se repitiera el susto de la semana pasada, donde los errores defensivos casi le alejan de la victoria contra el Sporting B.

Los ataques de los visitantes también brillaron por su ausencia, pues más allá del gol la defensa despertó y se negó a conceder más ocasiones.

Así llegaron al descanso, con ambos conjuntos proponiendo más fútbol que ocasiones.

Ya en la segunda parte la charla de Pablo Alfaro, entrenador del Ibiza, pareció surtir efecto y su equipo salió decidido a buscar el empate, siendo un auténtico monopolio de los locales, quienes comenzaron a subir sus líneas y a inquietar tanto a la defensa como a la portería defendida por Darío.

En uno de estos ataques el Ibiza sacaría un córner de oro, botado como de costumbre por Javi Lara pero esta vez encontrando el premio del gol en el cabezazo de Quientanilla, y con la buena noticia de quedar todavía 30 minutos por delante en los que sin duda irían a buscar el gol.

Se vio en la jugada inmediata el gol que efectivamente no estaban dispuestos a conformarse con el empate por lo que siguieron atacando contra un Atlético contra las cuerdas y agazapado en defensa, en busca de un milagro a una contra.

Sin embargo, si algo bonito tiene el fútbol es lo impredecible que puede llegar a ser, y es que no habiendo hecho ningún mérito el filial rojiblanco en esta segunda parte para encontrarse con el gol, este les llegó cuando mejor estaba el Ibiza.

Fue gracias a una genialidad de Poveda, que se deshizo de su marcador con gran calidad para darle a continuación un gran pase a Óscar Clemente para ponerse de nuevo por delante en el partido. Poveda sin duda se coronaba como el mejor jugador del partido, aún siendo cambiado a diez minutos del final con notables signos de cansancio.

Cansados estaban también los jugadores del Ibiza, tanto física como mentalmente, pues sabiéndose superiores en el partido, no iban a ser capaces de sacar ni un solo punto.

Con los locales atacando murió el partido, unos ataques que podrían haber sido más efectivos si las prisas y la desesperación por anotar no les hubiese guiado. Terminaría llevándose el partido un Atlético de Madrid que quizás no mereció tanto en cuanto a llegadas pero que ajustició al Ibiza a base de efectividad.