Hablar de Luis García Fernández (Oviedo, 6 de febrero de 1981) es hacerlo de uno de los futbolistas más recordados del Espanyol hasta hace una década. El asturiano, que llegó en 2005 al Espanyol como un desconocido actor de reparto se fue seis años después entre honores y con el reconocimiento de una grada entregada a él. A los 30 años dejó el club que defendió en 269 ocasiones, logrando 61 goles y del que llegó a ser capitán.
Aguantó como futbolista profesional unas cuantas temporadas más. Real Zaragoza, Tigres UANL en México y los últimos años en Eupen (Bélgica), donde colgó las botas el pasado verano. A los 38 años dio el paso del 105×68 de un terreno de juego al área técnica de un banquillo. Ha vuelto a la que siempre ha considerado su casa desde que llegase al Espanyol; Barcelona. Allí entrena ahora al equipo de la Damm, uno de los equipos más representativos del fútbol base de la Ciudad Condal.
Este domingo pasó por los micrófonos de El Marcador de Radio MARCA, donde además de opinar sobre la situación actual del fútbol, se sinceró sobre cuales son sus planes como entrenador. El ovetense lo tiene muy claro: «Tengo que formarme e ir poco a poco, pero mi sueño es entrenar al Espanyol en Primera. Esa ha sido mi casa y lo que venga después bienvenido sea, pero mi sueño es ese. Lo tengo claro».
No es la primera vez, eso sí, que el asturiano muestra esa intención en un futuro. Hace meses, también en MARCA, ya declaró lo mismo: «Entrenar al Espanyol sería un sueño. Yo soy perico y me encantaría llegar, pero queda mucho». Ahora vuelve a decirlo, pero con más ímpetu si cabe.