¿Qué ha cambiado Escribá en el Elche?

El técnico valenciano 'debutó' con el Elche de nuevo con una victoria, pero los cambios respecto a Almirón, por ahora, son muy pocos

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El regreso de Fran Escribà al banquillo local del Martínez Valero hizo bueno el dicho popular de ‘entrenador nuevo, victoria segura’. El triunfo ante el Eibar ha cambiado, al menos a nivel clasificatorio, mucho al Elche. Con pocos entrenamientos pocas cosas se podían cambiar de forma radical, aunque en este artículo intentaremos desgranar lo que sí fue diferente en el ‘Elche de Escribà’ respecto al ‘Elche de Almirón’.

¿Qué no cambió? El dibujo

De mano donde no hubo diferencias fue en el esquema. Almirón apostó por un 4-4-2 en sus últimos partidos en el Martínez Valero y Fran Escribà repitió ese dibujo para vencer a un Eibar donde José Luis Mendilibar también juega así. Sea porque lo viese más apropiado para el momento y el rival o porque el equipo le ha ofrecido cierta garantía en esa disposición, el esquema táctico de partido permaneció invariable.

No hubo revolución en el once

En lo que respecta a nombres, tan solo hubo tres modificaciones desde el último once de Jorge Almirón. Escribá realizó dos de ellas en la zaga y una de ellas fue obligada por lesión de Diego González. Barragán, que despachó un notable encuentro, entró como lateral derecho en detrimento de Cifuentes y Dani Calvo, autor del gol del partido, en lugar del ya mencionado Diego González. La tercera, en banda derecha, con ‘Tete’ Morente por Josan; una modificación que también se vio forzada a realizar por indisposición física del de Crevillente.

¿Qué sí cambió? Un bloque más bajo y compacto

Pero partiendo de ahí si se pudieron observar las primeras diferencias. El equipo con Escribà se presentó con un posicionamiento en un bloque más bajo que como actuaba de la mano del argentino. Además frente al Eibar, que es un equipo que acostumbra a presionar en un bloque alto cuando no tiene balón, le ayudó a defender con notable solvencia en gran parte de las fases del encuentro. El hecho de estar más bajos en la presión ayuda a cerrar mejor las líneas y cerrar huecos.

El Elche obligó al Eibar a jugar casi siempre por bandas. Los armeros no lo rehuyeron, pero era lo que el Elche quería, pues sus centros o envíos fueron mayormente presa fácil para la defensa franjiverde. Un planteamiento que es más que posible repite este miércoles en el Nou Camp frente al FC Barcelona en primero de los dos partidos que los ilicitanos deben recuperar de las primeras jornadas del curso.

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