El Rayo Vallecano sumó en Las Palmas de Gran Canaria su quinto encuentro sin ganar. De rozar la victoria, sin brillo pero victoria al fin y al cabo, vio como se truncaba en unos minutos finales de partido locos en los que pudo ganar como pudo perder. Sea como sea, el Rayo Vallecano tiene un problema. No está ante un año cualquiera ya que todos conocen la opaca gestión de Martín Presa y las consecuencias económicas de no subir, objetivo ineludible y necesario de este curso.
La temporada pasada el equipo decepcionó, pero el colchón económico del club permitía un segundo año en el que ir con todo. Con un entrenador más perfil de la categoría el Rayo comenzó bien la temporada y con sus irregularidades siempre ha estado arriba. Sin embargo en lo que queda de jornada número 28 el Rayo puede verse fuera del play-off de ascenso. Debe confiar en que el Sporting en Ponferradina y el Alcorcón en casa frente al Mirandés hagan lo que los franjirrojos no han sido capaces de hacer por sí mismos; sostenerse en sexta posición.
Pero en lo que respecta al partido en el Estadio de Gran Canaria, el Rayo volvió a repetir errores pasados. En defensa, las costuras habituales volvieron a deshilacharse. La UD Las Palmas supo encontrar espacios en un equipo roto, especialmente en los minutos finales tras el empate. Un empate que vuelve a poner el foco en los porteros. Las críticas a los porteros de la plantilla arrecian e Iraola ya empieza. En el entorno del club las voces empiezan a pedir ir con Miguel Morro como portero porque, de caer, al menos hacerlo con los que sienten y les duele la franja cuando no van bien las cosas.
Habrá que esperar en qué puesto y en qué condiciones recibe el Rayo el próximo viernes al Real Zaragoza en Vallecas. Pero lo que queda claro es que solo sirve ganar ese encuentro. Porque si la tormenta no deja de arreciar, la nave empezará a correr serio riesgo de zozobrar.