Resurrección rojilla

Osasuna ha resurgido de sus cenizas y ha conseguido la salvación virtual a falta de seis fechas para el término del campeonato liguero.

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En este atípico año, Club Atlético Osasuna ha sufrido en sus propias carnes las consecuencias de este nuevo fútbol: Calendario apretado, excesivas rotaciones, lesiones e irregularidad competitiva. En enero, el equipo tocaba fondo y llegó a estar 13 jornadas seguidas sin sumar de tres. Parecía que el equipo reunía todas las condiciones para ser equipo de la categoría de plata y se llegó a dudar incluso de la capacidad del capitán del barco Jagoba Arrasate. En cambio, la realidad chocaba con la clasificación por aquel entonces, debido a que el equipo estaba infrapuntuando. A pesar de que la falta de contundencia en ambas áreas lastraba al equipo, el entrenador vizcaíno tuvo en todo momento el apoyo de la directiva y así lo hizo ver Braulio Vázquez(director deportivo) en rueda de prensa: “El barco llegará a puerto o no, pero con el mismo capitán. Si nos hundimos, nos hundimos todos”.

A partir de que el entrenador se sintió respaldado, las victoria empezaron a llegar a raíz de la confianza que fueron acumulando los jugadores. Lo que antes era cruz, empezó a ser cara y la mejora del equipo se vio reflejado en la clasificación. En la segunda vuelta, el cuadro rojillo es el equipo menos goleado y a partir de esa solidez defensiva el talento de Rubén García, Kike Barja, Budimir o Moncayola es diferencial. El equipo actualmente se encuentra en una situación privilegiada respecto al descenso e incluso con posibilidades de aspirar a Europa. 

Estilo de juego perceptible

En los últimos seis partidos solo ha recibido dos goles en contra—uno de ellos en propia puerta— y la última derrota fue ante el Barcelona el 7 de marzo. Esta mejoría no se puede entender sin mencionar la vuelta de piezas clave como: Darko Brasanac, Aridane Hernández o Lucas Torró. Además, Jagoba parece que ha dado con la tecla con la formación de 1-4-5-1. En defensa, rigor táctico alternando un bloque medio con una presión alta asfixiante. Sin embargo, con balón buscan superioridades en banda para percutir por esa zona del campo, con el fin de nutrir de balones al punta.

Más allá de eso, dos pupilos formados en Tajonar como son Moncayola y David García han brillado con luz propia por encima del resto. David Garcia, liderando una zaga inexpugnable y Moncayola en su particular labor de todoterreno. Esta mezcla formada por veteranía y experiencia de Oier, Darko o Roberto Torres con la juventud y sinvergonzonería de Nacho Vidal, Kike Barja o Moncayola ha acabado dando sus frutos.

Veremos cómo acaba la temporada de Osasuna, pero en lo que no hay duda es en la importancia de que un entrenador se sienta respaldado por parte del club. Esa es la base para sacar un equipo del pozo y este ha sido un claro ejemplo. Ahora Osasuna tiene una diferencia holgada respecto al temido descenso y transmite sensaciones de un equipo solvente, alegre y con una confianza abrumadora. Así de caprichoso es el fútbol; todo es cuestión de dinámicas y meter la pelotita entre los tres postes.

 

 

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