El 25 de abril de 2006, el Villarreal caía ante el Arsenal en semifinales de la Champions League y se quedaba a las puertas de la primera final europea de su historia. Tuvieron que pasar quince años y tuvo que ser ante el mismo rival, pero los amarillos ya pueden gritar al viento que jugarán la final de una competición europea. El Emirates Stadium fue testigo de un ejercicio de resistencia groguet (0-0) que hizo bueno el 2-1 de la ida en La Cerámica.
Lo de Emery merece un capítulo aparte. El vasco, que suma tres títulos de Europa League en su palmarés, jugará su quinta final tras apuntarse sus últimas veintidós eliminatorias de esta competición. Para la importante cita, el ex técnico gunner apostó por el bloque de la ida, con solo dos cambios: Coquelin por el sancionado Capoue y Mario por el lesionado Foyth. Arteta, por su parte, cambió varias piezas y apostó por defensa de tres centrales y carrileros largos. El técnico donostiarra recuperaba además a una de sus piezas clave, Aubameyang, recuperado recientemente de malaria.
El partido comenzó bajo la tónica esperada, con un Arsenal dominante y un Villarreal replegado. En la primera vez que los amarillos pudieron salir con peligro, Chukwuece se sacó de la manga un disparo con rosca que obligó a la estirada de Leno. El Arsenal dominaba el balón, pero ejecutaba un juego muy plano con el que apenas generaba ocasiones. De hecho, la segunda oportunidad clara del encuentro la volvió a tener el equipo español, con un disparo de falta de Parejo que se fue alto por centímetros.
Tuvieron que pasar veinticinco minutos para ver la primera ocasión de los locales. Un rechace de Parejo le cayó en el área a Aubameyang, que realizó una volea de exterior fantástica que besó el palo. El africano fue el único futbolista gunner que llevó algo de peligro a la meta de Rulli en la primera mitad, y antes del descanso volvió a probar al arquero argentino con un disparo manso. A la media hora, el plan de contragolpear de Emery se torció cuando Samu Chukwuece tuvo que retirarse en camilla lesionado. El preparador de Hondarribia no quiso alterar su idea y buscó el mismo perfil de jugador con la entrada de Yéremi Pino.
El Arsenal necesitaba una marcha más para poner en peligro la clasificación del Villarreal. Los londineses lo sabían, y nada más comenzar el segundo acto el cerco sobre la meta de Rulli creció. En cinco minutos, el cuadro de Arteta generó más oportunidades de gol que en toda la primera mitad. Primero fue Pepé con un disparo que se marchó fuera por muy poco. Dos minutos después, una salida en falso de Rulli dejó el cuero en los pies de Smith-Rowe que, solo y con el portero vencido, probó suerte con una vaselina que se fue a la izquierda del palo.
Tras quince minutos de asedio inglés, el Villarreal trató de poner pausa al partido. Y quién mejor para calmar las aguas que el dúo Parejo-Trigueros. Los amarillos consiguieron frenar el arreón gunner por unos minutos e incluso pudieron adelantarse en el marcador con un disparo de Gerard que murió lentamente en las manos de Leno. Pero quedaba la última embestida local. Arteta sacó al césped a William y Martinelli y los brasileños dieron otro aire al equipo. El Villarreal hundió las líneas y las ocasiones comenzaron a caer. En el 72′, un centro desde la derecha encontró la cabeza de Holding, pero el remate del alemán se marchó lamiendo la cepa del poste.
Los amarillos se defendían con uñas y dientes, pero todavía quedaba el susto más grande de la noche. Bellerín, incansable durante todo el encuentro, volvió a apurar línea de fondo. Su centro al segundo palo fue a parar a la cabeza de Aubameyang, que remató al poste. El cuero bailó por el área pequeña hasta que Albiol se la quitó de encima cual jugador de fútbol americano.
En los últimos diez minutos, el cuadro groguet se limitó a defender con uñas y dientes la primera final europea de su historia ante un Arsenal que se resignaba a volver a caer. Los centros por banda caían como proyectiles en el área amarilla y los visitantes achicaban agua. Los segundos eran horas. Hasta que Coquelin robó su enésimo balón en el 95′ y salió conduciendo. El pitido de Slavko Vincic fue música celestial. Estaba hecho. Tras cinco semifinales, el Villarreal jugará su primera final europea. En Gdansk (Polonia), le espera el Manchester United. Historia del fútbol español.