Toone y Kelly conquistan Wembley
Inglaterra consigue su primera Eurocopa con un gol en el minuto 110 ante más de 87 000 aficionados
La final empezó para los dos equipos a las 18 horas (hora peninsular) en el Wembley Stadium tras el espectáculo inaugural, encabezado por Becky Hill, que daba paso al partido. Los aficionados decoraban las gradas e hicieron vibrar Londres con sus ganas de ver fútbol y ver a su capitana levantar el trofeo.
El equipo anfitrión buscaba alzarse con el oro, en el que podría ser su primer título europeo como selección, mientras que sus rivales, veteranas en la materia, saltarían al césped con la intención de sumar su 9ª Eurocopa. La trayectoria de ambas selecciones en la competición ha sido impecable, derrotando e imponiéndose ante grandes selecciones y grandes figuras del fútbol femenino europeo.
Con todas las ganas puestas en el partido, las 22 jugadoras saldrían a defender sus colores ante 87 192 personas durante los últimos 120 minutos de la Eurocopa 2022. En un partido que finalmente terminó con un resultado final de 2-1.
Primera Mitad: Prueba de fuerza entre White y Huth
El partido comenzó con modificiaciones de última hora en el once visitante. Alexandra Popp no saltaría al césped por molestias musculares durante el entrenamiento, lo que obligó a Martina Voss-Tecklenburg a reinventarse y modificar su idea de juego. Con Lea Schüller como sustituta, el balón empezó a rodar y desde el inicio del partido, la presión por parte de ambos conjuntos vaticinaba un encuentro tenso e interesante que tardaría en resolverse.
En los primeros 45 minutos, las ocasiones estuvieron divididas, a pesar de que, al principio, Inglaterra contara con la posesión del balón. Alemania empezó el partido precipitándose y sin cerrar huecos, lo que supuso oportunidades de oro para sus rivales, que ya tuvieron la primera ocasión en el primer minuto.
La seguridad en ataque y en la salida de balón de Inglaterra facilitó su juego durante los primeros 25 minutos. Con una Ellen White insaciable, que presionó para que su equipo no dejara de apretar. Sacándose de la chistera jugadas técnicas, sencillas y rápidas que pusieron en apuros, en más de una ocasión, a la guardameta alemana, Merle Frohms.
Las jugadas alemanas eran todavía más rápidas. Desarrolladas después de contragolpes o recuperaciones defensivas, las germanas no perdían el tiempo a la hora de intentar hacer daño. En este caso, era Svenja Huth quién se hacía cargo de carrilear al equipo y dominar la banda derecha de su campo, valiéndose de su velocidad y el constante apoyo de Giulia Gwinn, que subía desde el lateral.
Alemania se despierta
A partir de la media hora de partido, Alemania quemó carbón y empezó a crear peligro a sus rivales. Incluso con ocasiones controvertidas, como cuando un posible penalti, que no se señaló, pudo haber cambiado el marcador tras una posible mano en un córner, que terminó en una batalla de piernas, en la que, finalmente, Earps se hizo enorme para conseguir el dominio del esférico.
A pesar de la polémica y la poca flexibilidad arbitral en cuanto a las faltas, el partido se fue al descanso con dos amarillas para el conjunto blanco y hasta 14 faltas pitadas entre los dos equipos. En un partido lleno de idas y venidas, en el que Alemania fue ganando protagonismo, a pesar de que Inglaterra no dejó de intentarlo hasta el descanso.
Segunda Mitad: Wembley como campo de batalla
El segundo tiempo se vivió con otra filosofía desde el banquillo alemán. Con un estilo de juego distinto, al planteado en el primer tiempo, y con las líneas adelantadas, Alemania retomó la final con ganas de romper el empate. Inglaterra, en cambio, volvió imprecisa, lo que sus rivales no desaprovecharon en ningún momento.
La agresividad de Alemania en ataque hizo temblar a Earps en distintas ocasiones, como la que tuvo Magull en el minuto 50, que no vio portería, pero salió cerca del palo. El banquillo inglés necesitaba reinvertarse e introducir piernas nuevas para mantener el ritmo del partido y no caerse en defensa.
Las alemanas no dejaron de rozar el gol durante la segunda parte, pero fueron las inglesas quienes se adelantaron en el marcador. En el 62, en una jugada posterior a un choque entre Mead y Hegering, que paró el juego, Ella Toone encajó una vaselina entre los tres palos, tras un pase kilométrico de Keira Walsh.
Hasta que pite el árbitro hay partido
Una vez con la ventaja, el equipo de Sarina Wiegman, que ya veía en sus manos su segundo título europeo, se vino arriba en ataque. Algo que también le ocurrió a sus rivales. A pesar de que las germanas y el gol parecían estar enfadados, las visitantes no dejaron de intentar encontrarse con la red, pero el travesaño se interpuso. Aunque esto no desmotivó a Lina Magull, que no paró de visitar el área inglesa hasta que rompió su mala suerte y consiguió el empate. Con un gol en el minuto 79 que devolvía el equilibrio al marcador y le arrebataba la victoria a Inglaterra, que parecía haberse confiado y descuidado la defensa.
Tras el empate, el terreno de juego se convirtió en un campo de batalla. Alemania había resurgido y no soltó el balón hasta el final del partido. Inglaterra, que había tenido el control del encuentro durante más de 70 minutos, se encontraba desorientada ante el giro que había dado el encuentro. Aunque la última jugada del tiempo reglamentario corriera de la cuenta de Lucy Bronze, que intentó hacer sangre y creó una jugada que terminó en una falta peligrosa a favor de su equipo, pero que acabó en nada.
PRÓRROGA: 30 minutos más de magia
Los primeros minutos del tiempo extra fueron una verdadera lucha física. Las germanas mostraron un perfil más activo en ataque, que parecía que no perdían gasolina, a pesar de los minutos. Los puntos fuertes de cada selección se hicieron todavía más evidentes a falta de 30 minutos. Alemania intentaba aprovechar al máximo las jugadas a balón parado, mientras que sus rivales se hacían fuertes con jugadas de pases largos, buscando a la delantera.
A pesar del aparente dominio de las alemanas, el equipo no finalizaba las jugadas y tan solo controlaban el balón. La agresividad del partido fue aumentando conforme fue avanzando el crono, por lo que la actividad arbitral se volvió determinante para mantener la calma.
Con la punta de los dedos
En el minuto 110, irónicamente, a balón parado, Chloe Kelly rompía el empate con un gol desde el área pequeña contra el que poco pudo hacer la guardameta. Un gol decisivo, con la punta de los dedos, a falta de poco más de diez minutos, que supuso la victoria moral del equipo antes del pitido final.
Un gol que ha servido para darle al equipo su primera Eurocopa, en una competición en la que han defendido su papel como anfitrionas y que, finalmente, las ha convertido en las campeonas de la Eurocopa con más aficionados de la historia.
Twitter: @cris_hernandeez
