Un férreo Atlético de Madrid se lleva ‘el otro Clásico’

En una jornada en la que casi todas las miradas van al mismo partido, se agradece ver que otros grandes clubes del fútbol nacional también se enfrentan en otra cita histórica. El Athletic Club iba a recibir al otro ‘atlético’, el Atlético de Madrid. En el que muchos están llamando ‘el otro Clásico’ o ‘el clásico de San Mamés’, el tercer y cuarto equipo de la liga se enfrentaban para decidir quién iba a seguir la estela de los dos líderes de LaLiga. Y es que, indirectamente, este otro partido histórico iba a servir a ambos equipos para mantener su particular búsqueda por el título liguero.

Estaba San Mamés a rebosar, lleno de banderas y aficionados vascos alentando a los suyos. Con uno de los mejores inicios de liga de los últimos años, los leones eran un equipo temible donde los había. Ningún equipo querría visitar San Mamés en esta tesitura. El comienzo del partido estuvo marcado por un ritmo de juego bastante rápido de ambos equipos, pero la primera ocasión de gol llegó de la cabeza de Iñaki Williams. El rojiblanco recibió un buen centro, pero no consiguió hacer un buen remate, pues el cabeceo le salió muy alto, lejos de puerta.

Parecía que en cualquier momento podía responder el Atlético de Madrid, y así fue, y de la manera más efectiva posible. Morata, que salió a la carrera de un balón muy largo, aprovechó un tropezón de Yeray para plantarse solo ante Unai Simón. El internacional con la selección española regateó a su portero titular y puso el 0-1 a puerta vacía. O al menos, durante algunos minutos esa fue la realidad. Y habría sido un comienzo de ensueño para los colchoneros, pero para su desgracia el gol fue invalidado por el VAR. Estrada Fernández consideró que Morata rozó al veterano central en la carrera fuera del área. Sin embargo, debe de haber sido un toque muy leve, pues en las repeticiones no se puede percibir ningún roce entre ambos jugadores.

Los del Cholo Simeone no se creían que la jugada fuera invalidada, y al igual que Yeray antes del gol, eran ellos los que ahora protestaban. El partido continuó con la intensidad y ritmo intrépido que había tenido hasta entonces, pero seguían sin llegar las ocasiones claras. La posesión se turnaba constantemente, demostrando que ambos equipos estaban muy igualados en juego y cualquiera podía dar el primer golpe. Los del Cholo Simeone probaban atacar en velocidad, pero los de Ernesto Valverde demosraban mucha solidez defensiva. Los leones no tardaron en dar una respuesta, y tras una buena jugada combinativa alrededor del área colchonera, Sancet logró finalizar la jugada. Lamentablemente para los vascos, el esférico se iba muy alto.

Pocos minutos después, en una carrera similar a la del gol anulado, Morata se hizo bastante daño al impactar con Unai Simón y acabó tendido en el suelo, dolorido en el estómago. Afortunadamente, todo quedó en un susto y dos minutos después el 9 madrileño se pudo reincorporar al terreno de juego.  La primera parte llegaba al final y aunque el partido estaba siendo muy activo por ambos equipos, hasta ahora solo se había hecho un tiro a puerta.

En el descanso, el Cholo Simeone tuvo que dar una charla muy motivadora, puesto que los jugadores colchoneros salieron con una mentalidad nueva, y eso se demostró en los primeros compases de la segunda mitad. En el segundo minuto de la segunda parte, sin dar tiempo a los espectadores a volver a sus asientos, Morata dio una veloz galopada poniendo el cuerpo, sin que nadie pudiera pararle. Se metió hasta la cocina y puso un pase de la muerte a Griezmann, que engañó a la defensa y a Oblak para marcar en el hueco más inesperado: el palo corto.

Tras el gol, a contrario de lo que se podría esperar, los madrileños se echaron hacia atrás, y los leones apretaron contra un estadio que despertó a la llamada de auxilio. El Athletic encadenaba llegadas ante la pasividad colchonera, pero el partido tendría una pausa que bajaría el ritmo. La pausa llegaría por un golpe de Oblak al despejar un centro alto al que casi llega Iñaki Williams. El dolor venía del hombro, y el meta ha tenido antecedentes de problemas en el izquierdo, del que de hecho está operado. Por ello, desde ese momento, el meta rojiblanco no volvería a estar centrado en el partido.

El Atlético de Madrid volvió a tomar presencia en el partido a partir de una jugada que le quitó el hipo a los bilbaínos. Griezmann recibió un buen balón que intentó rematar de volea, pero su remate fue horrible para estar completamente solo: botó y se fue arriba. Igual que el Atlético volvía al ataque, piscológicamente recibía un duro golpe. Y es que pocos minutos después, Oblak pedía el cambio: el esloveno no podía seguir. En su lugar entró el croata Ivo Grbic, que jugó por última vez un partido oficial en la derrota de 2-0 contra el Bayer Leverkusen en Champions. El meta suplente tenía una responsabilidad tan alta como la de aguantar el marcador, cogiendo el testigo de Oblak.

El Athletic Club olía sangre, y ahora iba a mantener el ritmo de ataques que tenían. No obstante, a los vascos se les olvidaba que se enfrentaban a uno de los mejores equipos defensivos de LaLiga. Si bien últimamente no están en su mejor versión, si se lo proponían, podían aguantar el resultado. Y tenían la suerte de que en sus filas estaba Reinildo, haciendo un auténtico partidazo y provocando pesadillas a Nico Williams . Los de Ernesto Valverde buscaban atacar por las bandas, pero no lograban sacar ocasiones de gran peligro. Además, tenían que llevar cuidado en el ataque, pues una pérdida con muchos hombres arriba significaba un gol casi seguro para los madrileños, expertos en el contrataque.

Se acercaba el final del partido, y parecía que el gol de los leones no iba a llegar, aunque no dejaban de intentarlo. En esos instantes, Yeray puso un muy buen centro para Raúl García, que remató a bocajarro de cabeza. Grbic, con el peso de la camiseta de Oblak en sus hombros, se sacó una gran parada a mano cambiada que salvaba a los atléticos. El Athletic estaba muy cerca y lo sabía, y apretaba con las fuerzas que le quedaban, haciendo un sprint final.

Parecía que los centros vascos empezaban a estar más acertados, porque en uno de los córner de los locales, Grbic volvió a sacar una mano milagrosa a un testarazo de Berenguer. En el rechace, Vivian disparó rápido dos veces, ambas y Reinildo hizo un esfuerzo titánico para taponar ambos disparos. Parecía que lo peor había pasado para los colchoneros, cuando vieron al árbitro para señalar penalti por mano de Reinildo en el último rechace.

San Mamés gritaba de júbilo, podía ser la jugada del empate y con el descuento, podía ser el comienzo de una posible remontada. Sin embargo, el VAR llamó al colegiado, y tras revisar, anuló el penalti, puesto que Reinildo había bloqueado con la cara, muy lejos de la mano. El Athletic, frustrado, gastaba toda la gasolina de la recámara para intentar lograr el empate a la épica. No se quedaron lejos, porque tuvieron cerca el gol en el 90+6′, logrando Reinildo una gran parada bajo palos, el mozambiqueño funcionaba casi como un segundo portero. Finalmente, la bárbara defensa de los colchoneros funcionó, y contra el viento y marea vasca se llevaron unos 3 puntos de mucho mérito.

Con este resultado, el Átletico no solo se llevaba ‘el otro Clásico’, sino que también se llevaba 3 puntos que valen su peso en oro. Por un lado, los colchoneros se erigen como terceros en solitario de la liga y siguen a la carrera a los dos líderes. Por otro lado, los de Ernesto Valverde bajan a la cuarta plaza, que siguen marcando como objetivo unos puestos de Champions. Si bien son lejanos a la lucha liguera, siguen ilusionando de igual manera a los aficionados bilbaínos.