Mirar el escudo

A los valencianistas se le hace complicado todo, viendo como su club se va apagando social y deportivamente.

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Mirar el escudo, ese ejercicio que un periodista de la ciudad nos dijo que hiciéramos. Y yo lo miro y la verdad ayer por la noche tras una montaña rusa de emociones he de decir que alguna lagrima solté, sí, no me escondo mi equipo se muere.

Anoche mire el escudo y vi lo complicado que es ser de un club centenario como el Valencia porque si has nacido a partir de los dos mil no te acuerdas de nada de lo que ganaste en esa época y tan solo tuvimos dos alegrías y media a partir de que tuviéramos consciencia: la Copa del 2008 -la cual recuerdo vagamente-, la Copa del 2019 -que fue uno de los mejores días de mi vida- y la Copa del 2022 -que perdimos, pero la previa fue un disfrute absoluto-.

Volví a mirar el escudo y me vinieron recuerdos de pequeño con el pijama debajo del pantalón y de la sudadera porque cuando íbamos a Mestalla en invierno de noche hacía frío. Por supuesto, lo recuerdo con mi abuelo, mi padre, mi tío y mi primo; y las tantas tardes que habré vivido viendo el fútbol con mis abuelitos.

El escudo representa parte de lo que seguramente yo soy ahora mismo, vivo por y para él a través de una pantalla, ahora mismo, puesto que estoy viviendo fuera de España, pero ni estando mal el equipo, puedo dejar de estar pendiente de él y sinceramente ver cómo me están matando las ilusiones que tenía de pequeño me corroe por dentro.

Mi padre ayer me escribía: “no sufras, es lo que hay”; papá, esas líneas no te las crees ni tú, los dos sabemos cómo vivimos el Valencia y sé, que, aunque no me lo digas, sufres como yo, aunque quizá un poco menos porque ya viviste un descenso. Porque si no, no te vas tú solo ayer a la manifestación, si no quisieras sufrir -como dices- te quedas en casa calentito y no vas al futbol, pero ahí estabas.

Esta mañana, me levanto y vuelvo a ver el escudo y me pregunto ¿qué hemos hecho mal para que nos esté Peter Lim tratando así? Me gustaría tener una respuesta, pero no la tengo. Porque sí, los valencianos fueron unos sinvergüenzas, pero vivían en la ciudad y se les podía apretar en casa; ahora hay que armar protestas para que se haga el eco internacional y el de Singapur se dé cuenta de lo mal que está la situación.

Y mientras pensaba todo esto un ‘flash’ aparece, un twitt, cuya autoría no recuerdo: “Si Peter Lim nos vio felices tras ganar la Copa del Rey en 2019 y aún así decidió dinamitarlo todo, imaginaos de lo que aún es capaz…”. Y esas letras no han dejado de resonar en mí toda la mañana y tarde desde que me he levantado.

Ojalá en algún rincón de su cabeza senil, como bien decía Anil, deje al lado los negocios y dineros que hace con su amigo Jorge y se mueva para vender el club y nos deje en paz. Solo pido eso. Mientras tanto, los aficionados, a lo nuestro a intentar unirnos por un escudo y luchar con nuestras armas para hacer que ‘la piedra en el zapato’ le moleste lo máximo.

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