El derbi se queda en Girona

Golpe autoritario del Girona en el derbi catalán que dejado muy hundido al Espanyol. El penalti transformado por Stuani a falta de tres minutos para el final certifica el gran partido de los locales y noquea a los de Diego Martínez en un partido más de desesperación perica.

Ambiente de gala en Montiluivi para acoger uno de los partidos marcados en rojo en el calendario catalán. Girona y Espanyol se veían las caras tras encadenar ambos tres partidos seguidas sin ganar y con el objetivo de alejarse del descenso.

Gran inicio del Girona

Los primeros diez minutos fueron electricidad pura. Arnau y Tsygankov castigaban la ausencia de Brian Oliván en el carril zurdo del Espanyol con acometidas de alto voltaje que causaban estragos en el esquema perico. Poco a poco, todo se fue asentando y el partido siguió el guion previsto: los locales eran fieles a su idea de salir con la pelota jugada mientras que los visitantes esperaban ordenados atrás y acampaban de vez en cuando en territorio rival con la excusa del balón parado.

Demasiado dinámico el partido que propuso Míchel para un Espanyol que siempre tuvo la idea de dormirlo. La presencia del Taty era oro para los suyos, no solo por sus descargas a compañeros de segunda línea sino por demostrar el sacrificio que le caracteriza. En sus botas nacieron varias oportunidades de gol que pusieron en el “uy” en el graderío. Por su parte, el Espanyol contuvo las aproximaciones rivales y se resignó a algún brote de inspiración que tardaba demasiado en llegar.

Broche de oro para Arnau Martínez en la reanudación

De nuevo, puesta de escena soberbia de los de Míchel en la reanudación, esta vez con premio. Arnau Martínez recogía el rechace de un centro lateral a la frontal del área para empalar un zurdazo que hacía enloquecer Montilivi. El joven lateral ponía la guinda no solo a un partido perfecto, sino a una temporada para enmarcar.

Minuto 53 y el plan de Diego Martínez volvía a hacer aguas. Tímido intento del vigués de agitar el choque con la entrada de Denis por Gragera. Tras minutos de pelotas divididas en le mediocampo, que hacían difícil predecir qué podría pasar, el Espanyol encontró en las botas de Braitwaite un regalo caído del cielo. El danés empujaba un centro de Puado que servía para igualar la contienda y enmudecer Montilivi.

Stuani dicta sentencia

Restaban 20 minutos de partido. En el 83 y con la ayuda del VAR, Ortiz Arias echaba a Sergi Gómez en una jugada muy polémica, no por la falta, sino por la intervención del colegiado que propiciaba la acción.

Pero este no era el giro de guion que faltaba. El Girona se volvía a adelantar a tres minutos para el 90 gracias a la transformación del penalti de Stuani, haciendo buena la ley del ex. Todo después de que Vinicius Souza derribara a un jugador del Girona dentro del área en una jugada que ofrecía poca discusión.

De nuevo, el Girona por delante y el Espanyol a remolque con la esperanza de aliarse con la épica. Pero con un jugador menos y con la fatiga que ya calaba en las piernas de los futbolistas, todo se hace más difícil, y a los periquitos no les dio para volver a echar mano al Girona. El pitido final desató la euforia en tierras gerundenses, conscientes de la importancia de los tres puntos para corroborar la permanencia. En cambio, el futuro del Espanyol se oscurece, y mucho. Con la losa de cuatro derrotas consecutivas y arrastrando sensaciones pésimas, los de Diego Martínez se van de vacío de Girona y con la mente ya puesta en el Athletic.