“Domingo de resurrección”: El Almería sale del descenso tras una gran victoria ante el Valencia
El equipo de Rubi venció y dejó atrás la zona roja tras remontar un partido que no controlaron hasta el minuto 60
Previa: “Los 27 no bastan”
“El infierno o la gloria” es lo que rondaba la cabeza de Almería y Valencia antes de iniciar un encuentro que pondría el descenso en llamas. Los tres puntos eran un objetivo único para ambos conjuntos, que necesitaban como una victoria “como el beber”.
Los ‘rojiblancos’ consiguieron la gesta de vencer al Barcelona hace ya cinco jornadas, pero no hubo nada más allá de eso. Dos derrotas y dos empates cerraron ciclo de malas dinámicas, sanciones y un claro hundimiento en el descenso muy peligroso, que ahora debían solventar. Todo con la dificultad añadida de las bajas de Touré y Akieme, piezas clave en el esquema esta temporada.
Por su parte, el Valencia, esta campaña una situación esperpéntica, no era el rival adecuado para cortar esa racha. Los de Rubén Baraja solo han acumulado una victoria más que el Almería en las últimas jornadas y la presión de mantenerse en la máxima categoría, a pesar de la mala gestión desde arriba, seguía siendo una obligación.
Esa motivación definió al Valencia en partidos anteriores, y en este no iba a ser menos. Vistas las posibilidades, con 27 puntos para ambos equipos, la oportunidad llegó al Estadio de los Juegos Mediterráneos y, sin duda, no podían desaprovecharla.
Primera parte: Dominio insuficiente
El inicio del encuentro se vio marcado por una dinámica mucho más activa del Valencia, que generó peligro por la banda de Justin Kluivert constantemente. La ausencia de Edinson Cavani no pareció ser un problema, pues el holandés fue el encargado de cargar las piernas en las primeras ocasiones.
Solo Leo Baptistao fue capaz de romper la monotonía con una carrera en solitario al minuto 8, que acabó frenando Foulquier, dando lugar a la primera acción polémica del partido. El lateral francés vio una amarilla “anaranjada” tras una falta muy cerca del área, que fue muy protestada por el banquillo almeriense.
Aunque pocos minutos después, Babic agarró a Diakhaby tras un saque de esquina e igualó las protestas por parte del Valencia CF, pero Sánchez Martínez dejó seguir el juego e ignoró las quejas.
Los locales aguantaron en bloque intentando conseguir un contraataque por las bandas de Baptistao y Arnau Puigmal, pero el dominio valenciano no dejó lugar a muchas ocasiones.
Foulquier, Castillejo y Kluivert fueron los más activos y los que acomodaron al Valencia arriba, desequilibrando las bandas y haciendo notable la falta de Akieme por el lateral zurdo, aunque ninguna de las acciones terminaba de manera efectiva.
Cuando parecieron reactivarse los almerienses, especialmente por la banda izquierda de Baptistao qué tantos problemas estuvo dando, volvió la polémica. Justin Kluivert se marchó solo tras un desequilibrio de Hugo Duro y superó a Fernando con una vaselina, aunque cayendo acto seguido tras un pisotón claro del meta.
El VAR no dictó sentencia y nada quedó claro, pero las protestas no faltaron y la duda quedó en el aire.
Tras varias acciones demostrando su potencia, a pesar de estar siendo el mejor de la primera mitad, el extremo holandés cayó redondo al suelo tocándose la parte posterior de la pierna y tuvo la mala suerte de salir lesionado en su mejor momento.
El Valencia CF perdió otra pieza fundamental y necesitó resolver el puzzle en pocos minutos para seguir dominando a un Almería creciente, aunque insuficiente.
Ninguno de los dos equipos acabó de arrancar durante los primeros 45 minutos, y aunque los de Rubén Baraja demostraron más ganas, el Almería dejó detalles de lo que pretendió y no alcanzó en los últimos minutos.
Aunque Gonzalo Melero, por fin, se encontró en el campo a pocos minutos de terminar la primera mitad y, sin duda, demostró ser fundamental en la verticalidad del los ‘rojiblancos’, que se envenenó durante unos instantes que se le hicieron eternos al Valencia.
A pesar de todo, el dominio en casi todas las facetas fue de los valencianos, que quería seguir vivo en la clasificación tras la victoria del Cadiz CF.
Segunda parte: “La vuelta a la tortilla”
La segunda parte inició con un ritmo frenético que quedó reflejado en tan solo un minuto y medio de locura.
Primero, Luis Suárez generó la ocasión que rompió el hielo de la segunda mitad, aunque Özkacar la cortó con un empujón polémico en la línea del área. En la misma jugada, el delantero colombiano cayó encima de Nico, lesionándolo y obligando al Valencia a gastar una ventana de cambio.
Mientras, la siguiente jugada no dejó a nadie indiferente, pues el UD Almería ratificó que se encontró con su mejor momento dentro del campo con un gol muy importante psicológicamente. Melero anotó su cuatro gol de la temporada en un momento dulce tras liberarse de la presión ‘che’, y el Almería se reactivó y comenzó a presionar arriba, a diferencia de la primera parte. Acorralaron durante unos minutos a un Valencia confundido, que en pocos minutos recibió muchos estímulos negativos que les afectaron.
Los de Rubén Baraja, frustrados, perdieron casi por completo el control del partido en apenas quince minutos. Babic recibió un gran centro de Robertone desde la esquina y Mamardashvili, el único que aportó seguridad en los primeros minutos, también erró.
El central serbio puso el 2-0 y puso un cómodo cojín en el marcador que relajó (demasiado) a los aficionados, que pocos minutos después, con la euforia a flor de piel, recibieron una mala noticia por parte de Samu Castillejo.
El extremo diestro hundió el balón en la red sin que prácticamente nadie se diera cuenta y acortó distancias (2-1), devolviendo al Valencia dentro del guion futbolístico del encuentro.
Al minuto 65, ya nada parecía claro. Ninguno de los equipos controlaba claramente el balón, aunque el UD Almería se mostró más decisivo a la hora de combinar y subir desde las bandas, y el Valencia CF puso más carácter.
La remontada era una obligación y, a veinticinco minutos para terminar, los ‘ches’ se encontraron en el descenso en un cambio de tornas con el Almería que, poco a poco, vio más cerca el milagro de Semana Santa.
El físico “pasó el cepillo” en ambos equipos y cobró lesiones importantes y muchas molestias físicas a lo largo de la tarde. El Almería comenzó a aparcar el autobús a diez minutos de terminar, con un equipo sólido y más definido que, de vez en cuando, buscó las carreras de Melero. La entrada de Ramazani también sumó efectivos, pero el plan siguió el mismo curso.
Por parte del Valencia, aparte de Nico y Kluivert, los ataques ya no eran tan potentes ni entraban con tanta frecuencia en el área almeriense. En ochenta minutos, solo tres veces llegó el balón al fortín local, aunque los cambios añadieron algunos voltios más.
Hugo Duro tuvo una de las ocasiones más claras para empatar a un minuto del 90′. Encontró un gran centro en el aire que se marchó rozando el travesaño, pero ni siquiera hubo tiempo para lamentos. La situación se volvió crítica y los de Rubi lo aprovecharon para frustrar más al Valencia, que no consiguió filtrar nada al área en los últimos minutos y acabaron sin fuerzas.
Conclusiones: Cambios y “milagros”
El encuentro terminó con un Almería eufórico que se nutrió de un Melero reencontrado, ayudado de grandes actuaciones como las de Samú Costa o Luis Suárez. Dejar atrás la situación y volver a vencer tras cinco jornadas significó un alivio absoluto y así lo celebraron sobre el campo.
La primera parte, insípida por parte de ambos conjuntos, resultó la pócima motivacional para el Almería y un cambio incomprensible por parte de los ‘ches’. Como afirmó su capitán José Gayà al final del encuentro, no era la primera vez que vivían esta situación y algo debía cambiar en el Valencia el día de hoy, pero los errores son irreversibles y el descenso es una realidad palpable.
Para los almerienses, la Semana Santa termina en alegrías y en un “milagro” que los deja despejados de peligro hasta la próxima jornada, donde deberán demostrar y reivindicar el porqué de su gran planteamiento (psicológico y táctico). Por parte de los valencianistas, desde hace ya tiempo, algo tiene que cambiar.
