Un Badajoz hundido en la tabla, recibe a un Numancia que busca el liderato
CD Badajoz - CD Numancia | Domingo, a las 12:00h | Vigésimo tercera jornada de la Segunda Federación | Estadio Nuevo Vivero, Badajoz | Árbitro: Sevillano Marín | El Badajoz, que se encuentra penúltimo y hundido en la tabla, recibe a un Numancia que busca recuperar el liderato del grupo.
Siempre le escuché decir a Luís Aragonés -el mejor entrenador que dio este país, bajo mi humilde punto de vista-, que la suerte no existe: ” Existe la buena o la mala suerte”. Pero, evidentemente, esa buena o mala suerte hay que encontrarla. O, mejor dicho, se la busca uno. Tanto la buena como la mala. Que las cosas en el fútbol -que es lo que nos ocupa en esta columna periodística deportiva-, salgan bien va a depender de muchos más factores de los que apuntaba el bueno de “Zapatones”. Y es que en el fútbol, como en la vida misma, tienes que poner todos los medios para que algo salga bien. Si das ese primer paso pragmático y empírico de actuar y luchar por algo, ya estás enfocado para poder conseguir el objetivo. Y en ese momento seguro que la suerte va a estar de tu lado. Bueno, perdón, la buena suerte. Que no se me enfade el “Sabio de Hortaleza” allá donde esté.
Y es que si un equipo de fútbol, o de cualquier otro deporte, no está consiguiendo los objetivos que se ha marcado, no puede achacarlo a la suerte. En este caso a la mala suerte. Que todo influye, sí. Pero uno, o varios, tienen que poner de su parte para que todo fluya bien y vaya a buen puerto. Si pensamos en un barco a la deriva, podemos ser simplistas, y achacar a la mala suerte que ese barco se haya encontrado en medio de una tempestad. Pero si su tripulación -el capitán del barco especialmente- ha hecho su trabajo, se puede eludir esa mala suerte. Y, no sólo eso, se pueden limitar considerablemente los daños de esa tempestad. Es más, si se ha analizado a lo que se va a enfrentar esa tempestuosa noche, se habrán puesto los medios para poder superarla, confrontarla y ganarle la partida. Llevando ese barco a buen puerto.
Y esta metáfora náutica extrapolada al equipo que juega mañana como local en el estadio Nuevo Vivero, es un buen ejemplo de las dudas cada vez más generalizadas que tiene su incondicional afición. Tanto con su club, el CD Badajoz, como con su equipo. Y es que a estas alturas de campeonato, los seguidores blanquinegros tienen meridianamente claro que lo que le pasa a su club no es fruto de la mala suerte. Como mucho podrían achacarlo a la mala fortuna de haber sufrido a unos gestores pésimos -a cual peor-, en los últimos 4 años de su historia. Pero lo que está pasando en el club pacense ya no es producto de un simple mal de ojos, que puede solucionar cualquier chamán de turno.
Los números nunca engañan. Y el Badajoz lleva 11 jornadas sin conocer la victoria -como achacar eso a la mala fortuna-. Por no ganar no fue capaz de hacerlo ni frente al Olivenza FC -con todos los respetos del mundo a este buen equipo extremeño, que milita en Tercera Federación– en este período ya negro del club de los “lobos”. Con el actual entrenador ha perdido 5 y ha empatado 6 de esos últimos 11 partidos – la peor racha en la historia de este club histórico y centenario-. Estamos hablando de conseguir 6 puntitos, de 33 posibles. O, lo que es lo mismo, ha dejado escapar la friolera de 27 puntos, en sus últimos 11 encuentros disputados. Y, lo que sigue siendo un milagro, con estos resultados y la pésima imagen del equipo, es que aún siga teniendo opciones de salvación. Esto debe agradecérselo, sin duda, a la magnanimidad de sus rivales directos. Que le siguen dando vida a los extremeños.
Lo que está claro es que la afición blanquinegra está harta de excusas. Unas veces se domina, pero no entra la pelotita. Otras se juega de cine, pero es el rival el que con poquísimo te hace daño. O, como en la última visita al San Fernando en Maspalomas: se dice que se ha competido bien, pero al final regalamos el partido. Y, como no, ese regalo viene en forma de “maravillosos” fallos garrafales y groseros. Y esto no es sólo repetitivo -ya parece el “Día de la marmota”, sino que es el pan de cada día en el club extremeño. Como vas a competir con equipo alguno, si ya de entrada sabes que vas a regalar goles y vas a fallar donde ningún otro equipo falla. En fin, todo un despropósito como para achacarlo a la mala suerte.
Y lo más desesperanzador para los aficionados blanquinegros ya no es la dinámica descendente del equipo. Sino que no ven ni un sólo gesto, ni un sólo paso, ni una sola gestión, ni aportar solución alguna, a los dueños que son los que dirigen el club. No se opta por cesar a un entrenador con una dinámica tan mala, que apenas se conocen casos parecidos. Nadie del club sale a dar explicaciones de una situación tan delicada que va a llevar al Badajoz a un descenso -el segundo consecutivo-. Y este sí que podría dar la puntilla a los extremeños. Y condenarlos, incluso, a la desaparición- sería ya la tercera en lo que llevamos de siglo XXI-. Es tal el caso, que el partido de mañana, contra uno de los grandes del grupo, se afronta sin apenas ilusión y esperanza. Y eso es lo último que puede perder cualquier aficionado a este hermoso deporte.
Lo que es un hecho es que la competición no espera -y tampoco va a esperar al Badajoz-. Y mañana lo esperará aún menos. Pues visita tierras extremeñas, no sólo uno de los mejores equipos de está Segunda Federación, sino un histórico del fútbol español, el CD Numancia. El equipo soriano se planta en Extremadura, colocado en los puestos de privilegio y luchando por el ascenso directo a Primera Federación. Es cierto que viene de perder en Los Pajaritos, la semana pasada ante el Illescas por 2 a 3. Y esto le ha costado el liderato en favor de la UD Sanse -seguramente el equipo contra el que va a luchar por esa privilegiada primera plaza que da el ascenso directo-.
También es cierto que en el partido de la semana pasada -en tan sólo 90 minutos- pudimos ver las virtudes de los rojillos. Pero, sobre todo, vimos concretamente sus carencias. Cualquiera que siga la categoría, sabe del potencial ofensivo del conjunto entrenado por el mítico Javi Moreno. Es, de largo, el conjunto más goleador y con más pegada de la categoría, con 37 tantos. Pero tiene un hándicap que no ha sido capaz de superar en toda la temporada: encajar más goles de lo debido, para luchar por cotas tan altas. Hasta 24 veces han perforado la meta defendida por Kudakovskiy -9 goles más encajados, por ejemplo, que su máximo rival el Sanse-. Es obvio que tiene que solucionar esta sangría el conjunto numantino. Para ello cuenta con una gran plantilla para la categoría -que además ha sido reforzada en este mercado invernal, con la incorporación del portero Pirot, el defensa Pastor y el delantero Caballero.- Que seguro vienen a sumar a los ya buenos peloteros que tienen los sorianos: como su centrocampista Moustapha. Que no es sólo un pulmón en la medular, sino que tiene una gran llegada y mucho gol -7 goles le avalan-. O su delantero centro Lupu, de los máximos goleadores de la categoría, con 9 dianas. O su jugador con más calidad, su 10, Carlos González. Que no sólo aporta clase, sino que lleva 6 tantos. Pues con ellos y las ganas de recuperar el liderato del grupo, se presenta mañana el conjunto soriano en tierras extremeñas.
Y, por supuesto, que ambos equipos -tanto extremeños como castellano-leoneses-, buscarán de nuevo que la suerte les acompañe. Pero todos sabemos que una vez más no será suficiente. La suerte hay que buscarla. En forma de soluciones, de actitud, de luchar por el objetivo que persigues hasta la extenuación. Si no pones nada de eso, como confiar en el azar. Como se trata de algo tan simple, y a la vez tan difícil, como el fútbol, hay que dar s0luciones futbolísticas al asunto. Por ejemplo dar con un 11 ideal -cosa esta que, por ejemplo, el Badajoz no ha sido capaz de hacerlo en toda la temporada-. Y que esos once que salten al verde sean los que lo van a dar todo, los más preparados, los que mejor rindan. Si no, todo lo demás sobra. Y cuando des con ese once y con el estilo que mejor beneficia a tu equipo, después escuchar, recordar y seguir la palabras de Luís Aragones: ” si el 11 funciona, ni se toca”. Y luego, ya si eso, lo de la “buena” suerte.
