Joselu se viste de héroe en el enésimo milagro del Bernabéu

El Santiago Bernabéu y la Champions League. La Champions League y el Santiago Bernabéu. El feudo blanco acogía la última parada en la máxima competición de clubes antes de la finalísima de Wembley, en un superclásico europeo en el que el Real Madrid y el Bayern de Múnich se enfrentaban en lo que muchos consideraban una final anticipada. Un auténtico partidazo que, más aun después del empate a dos en el encuentro del Allianz Arena, tenía todos los ingredientes para ser una de esas grandes noches europeas en Chamartín.

Así lo demostró la afición desde mucho antes del pitido inicial, llevando al conjunto blanco en volandas desde Valdebebas hasta las puertas del Bernabéu por todo el paseo de Concha Espina. Y para la batalla, Ancelotti contaba con todos sus efectivos, incluido un Dani Carvajal que volvía a la convocatoria tras cumplir sanción en el encuentro de idea. Y con todo disponible, el técnico italiano sacó a su conjunto de gala, apostando una vez más por Tchouaméni en el pivote en lugar de Camavinga.

Y para hacer frente a un entrenador que jamás había perdido contra el Bayern, como es Ancelotti, el conjunto bávaro llegaba comandado por un entrenador que jamás perdió en el Bernabéu, como lo es Tuchel. Y el técnico alemán también recuperaba para el envite a dos piezas claves en el esquema muniqués: De Ligt y Gnabry. Ni más ni menos que 20 Champions League sobre el terreno de juego, dos alineaciones de gala, y 90 minutos para la historia entre dos gigantes europeos en lo que apuntaba a ser una noche de época.

Reparto de ocasiones y mucho respeto en la primera mitad

Y el encuentro arrancó con la intensidad que un partido de estas características requiere, con un Real Madrid apostando por una altísima presión en busca de dificultar la salida de balón del conjunto bávaro. Una presión que notó el conjunto visitante tanto procedente de las gradas como sobre el césped, con un conjunto blanco que salió mucho más metido en el partido. De hecho, un balón lateral de Dani Carvajal se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador, en el primer acercamiento a la meta alemana.

No tardó el Bayern de Múnich en dar un golpe sobre la mesa, tras una jugada coral por el carril del ocho, que terminó con Sané buscando un centro lateral muy similar al de Carvajal, y, del mismo modo, no encontró ningún aliado. No había pasado ni un cuarto de hora de la primera mitad, cuando un nuevo balón de Carvajal dejó a Vinicius solo frente a Neuer. El brasileño la cruzó con potencia y el esférico se encontró con el poste, y el rechace, que le cayó a Rodrygo, fue directo a los guantes del meta alemán.

Con un Madrid muy dominante, Tuchel trataba de arengar a los suyos desde el área técnica, ante un Real Madrid que cada vez encontraba líneas más directas hacia la meta bávara. Pasaban los minutos y continuaba el asedio blanco, pero sin goles, mientras que el Bayern buscaba posesiones largas para sacudirse del dominio de los de Ancelotti. Y lo consiguió, ya que a base de posesiones largas logró disminuir el ritmo frenético que el conjunto blanco había impuesto en los primeros compases.

Y el primer contratiempo para Tuchel llegó en forma de lesión de Gnabry, que llegó entre algodones, y no duró ni media hora en el terreno de juego. Pero ante este contratiempo, y en una primera parte bastante plana del Bayern, Kane conectó una espectacular volea desde la frontal que se dirigía al palo izquierdo de la meta blanca, para encontrarse con una parada aún más espectacular de Lunin. Como si de un combate de boxeo se tratase, ambos equipos ya habían medido sus fuerzas y empezaban a golpearse en la zona del dinero.

Sin embargo, el respeto entre ambos equipos continuaba siendo la tónica dominante. El Bayern la movía de lado a lado en la demudar con mucha calma, y el Madrid no trataba de encontrar el vértigo necesario para hacer daño al espacio. Rozando el descanso, un centro lateral de Vinicius se envenenó, y cuando el balón parecía colarse en la portería, Neuer sacó una mano espectacular para mantener el empate en la eliminatoria.

Los minutos siguieron pasando, y en el último tramo del partido ninguno de los conjuntos terminó de adueñarse del encuentro. Y ante este panorama, con mucho respecto entre ambos equipos, el colegiado polaco señaló el final de la primera parte e indicó el camino a los vestuarios. Le esperaban al Bernabéu, como mínimo, 45 minutos de fútbol y tensión a la espera de poder ver a su equipo con un pie en la finalísima de Wembley.

El Bernabéu vuelve a protagonizar otra noche histórica de Champions

Y el conjunto blanco salió en la segunda mitad igual que en la primera: con una marcha más. No había transcurrido ni un minuto cuando Vinicius desbordó por el perfil izquierdo y puso un balón en el corazón del área, al que no llegó de milagro Bellingham. Pero en la jugada siguiente, un balón largo terminó con una carrera de Davies por la banda y un golpeo que se envenenó tras tocar en Carvajal, y se marchó rozando el larguero de la portería de Lunin. Seguía siendo un combate de auténticos pesos pesados.

Pero con el paso de los minutos, el respeto volvía a ser la tónica dominante, con dos equipos que cada vez veían más cerca el final del encuentro y no querían arriesgarse a encajar un tanto. Seguía siendo Vinicius el hombre más peligroso del conjunto blanco, y volvió a repetir la fórmula de la jugada anterior. Desbordó a dos defensores bávaros por el perfil izquierdo, y acertó a poner un balón peligrosísimo en el área pequeña, que esta vez si encontró a Rodrygo. Pero el remate del brasileño se marchó rozando el poste izquierdo de la meta de Neuer.

El Madrid seguía apuntándose las ocasiones más claras y rozando el tanto, pero el gol no llegaba a pesar de la superioridad. Pero el conjunto blanco no desistía, y fue el propio Rodrygo el siguiente en intentar batir a Neuer, en esta ocasión, a balón parado. Pero el derechazo del brasileño volvió a toparse con una gran parada de Neuer, que de nuevo volvía a mantener a su equipo en la eliminatoria. Y ni 30 segundos después, volvió a hacerlo con un derechazo de Vinicius. El Madrid apretaba, pero no terminaba de asfixiar.

Poco a poco, el Bayern volvió a tratar de calmar el encuentro,  como ya hiciera en la primera mitad. Y a base de posesiones largas, lo consiguió a corto plazo. Y a la contra, los alemanas demostraron también tener pólvora, y fue Musiala el encargado de probar a Lunin, que resolvió con solvencia. Y tal y como el Madrid ha vivido en infinidad de ocasiones a la inversa, cuando perdonas, terminar pagándolo. Y fue precisamente Davies, relacionado con el conjunto blanco, quien puso por delante al conjunto muniqués con un derechazo directo a la escuadra de Lunin.

Con los visitantes por delante, ahora se abría un nuevo partido, y Ancelotti metió sangre nueva para tratar de remontar el encuentro. A la salida de un córner, el Madrid empató el partido con un autogol tras un ducho chut de Valverde. Sin embargo, el VAR llamó al colegiado polaco por una posible falta en ataque de Nacho sobre Kimmich. Y tras revisar la jugada en la pantalla, el colegiado determinó que el contacto era suficiente para que el gol no subiera al marcador, y el Madrid tenía 15 minutos por delante para empatar la eliminatoria.

Apretaba el Madrid, pero el Bayern amenazaba al contragolpe, con un partido que comenzaba a romperse. El Bayern apuraba sus opciones de que el encuentro llegase al final, con un conjunto blanco que cada vez se ponía más nervioso ante las pérdidas de tiempo bávaras. A punto estuvo de matarlo el Bayern a falta de 10 minutos, con un balón que se estrelló en el larguero a la salida de un córner. Una ocasión que pareció dar alas al Madrid, que en la jugada siguiente estuvo a punto de empatar.

El Bayern , apurando cada vez más el reloj, jugaba con el tiempo ante un enfervorecido Bernabéu, que protestaba las múltiples pérdidas de tiempo del conjunto alemán. Acercándose el descuento, el Bernabéu entraba en la zona del partido por antonomasia. Y una vez moñas, Vinicius encararó por la izquierda, buscando ahora un golpeo directo. Parecía fácil para el meta alemán, que no acertó a blocarla. y el rechace cayó en los pies de Joselu, que la mandó al fondo de las mallas en el primer balón que tocó.

Pero el milagro estaba aún a medio obrarse en el Santiago Bernabéu. Con nueve de descuento y el Madrid volcado al ataque, una segunda jugada en un córner llegó a los pies de Rüdiger, actuando prácticamente de extremo. El alemán colgó un balón peligrosísimo en el área pequeña que, una vez mas, Josely mandó al fondo de las mallas. El árbitro señaló fuera de juego en primera instancia, pero tras la corrección del VAR el tanto subió al marcador. Joselu acababa de marcar un doblete tocando dos balones.

Ahora el tiempo corría en contra del Bayern, que buscaba el empate a la desesperada. Pero el Madrid parecía mucho más entero sobre el verde. Y tras un descuento intentándolo pero sin conseguir grandes acercamientos, el Santiago Bernabéu había obrado otro milagro. Esta vez, de con la firma de un Joselu, que escribía su nombre con letras doradas en la historia de la Champions. Otra final para los blancos, la sexta en 10 años. El Borussia Dortmund y Wembley esperaban, pero ahora, La Decimoquinta está más cerca.