Aston Martin ha decidido dividir su equipo técnico en dos grupos: uno dirigido a la evolución del AMR25, y el que se dedica exclusivamente al coche de 2026. Esta táctica responde a la necesidad de equilibrar lo que es el presente con el futuro. El AMR25 quiere encontrar el nivel de competitividad que tenía en el año 2023 mientras el equipo necesita estar preparado para la revolución de la regulación que vendrá de la F1 en 2026. La llegada de Adrian Newey debería suponer que el equipo se beneficie de su experiencia no sólo en la optimización del monoplaza actual sino también en la configuración del futuro AMR26.
El reto inmediato
El AMR25 es más que un cambio, el chasis, la caja de cambios y la suspensión trasera son los mismos pero las modificaciones aerodinámicas son significativas, se ha buscado mejorar la curva lenta un punto donde el AMR24 había sido muy deficiente reubicando elementos de refrigeración sobre el motor Mercedes permitiendo rediseñar los flancos y una configuración más extrema.
La administración que se ha hecho del presupuesto de desarrollo también ha influido en el contexto de esta estrategia. En el año 2024, Aston Martin dedicó una gran parte de sus recursos en un intento por mejorar un concepto de aerodinámica que fracasó. Aprendiendo la lección, el equipo ha decidido aplicar una fórmula más calculada al AMR25. Pero el proceso de optimización continúa y los ingenieros entienden que no hay tiempo suficiente para extraer el verdadero potencial.
Aston Martin y el desafío del AMR26
El otro gran objetivo de atención en Silverstone es el monoplaza de 2026: AMR26 será un monoplaza completamente nuevo, ya que se necesita adaptar la normativa de la Fórmula 1 que se utilizará a partir de ese año. Pero el desarrollo se está enfrentando a algunos retrasos debido a que la infraestructura está llegando demasiado tarde y a que los nuevos fichajes técnicos aún no se han incorporado al trabajo o acaban de hacerlo.
El nuevo túnel de viento del Campus Tecnológico de Aston Martin todavía no se ha calibrado totalmente, lo que está dificultando el estudio aerodinámico del AMR26. Por otro lado, la contratación de Enrico Cardile como director técnico está paralizada por un litigio con Ferrari, cosa que retrasará su llegada hasta julio. De este modo, el equipo se verá obligado a seguir dependiendo de la larga experiencia de Adrian Newey, quien probablemente ayudará a marcar de forma adecuada el rumbo definitivo del proyecto.
Aunque estos retos son un inconveniente, Aston Martin tiene un motor de Honda de diseño exclusivo y el e-combustible de Aramco, el más avanzado que existe. Estos elementos podrían darles una ventaja en el medio plazo; en todo caso, en Silverstone admiten que 2026 podría ser una temporada de transición.
¿Aston Martin apunta a 2026 para dar el gran salto?
Con un equipo con un ojo puesto en el presente y del otro en el 2026, la gran pregunta es cuándo Aston Martin podrá ser un verdadero aspirante al triunfo: Las expectativas para 2026 son altas, pero debido a los problemas por la llegada tardía de las especificaciones, o por el hecho de aprender las nuevas reglas, la escudería confía en que el 2027 puede ser el año donde su proyecto brille, aunque no descartan nada para la próxima temporada. La actual infraestructura, un refuerzo del equipo técnico, sobre todo con la llegada de Newey, y una asociación con Honda, les da la oportunidad de convertirse en candidato a la Fórmula 1 del futuro. Ahora, la clave será saber gestionar bien estos recursos para no repetir los errores del pasado.