Con la llegada de los coches eléctricos a las carreteras de nuestro país, se han logrado minimizar algunos de los principales problemas que afectan al medio ambiente, como son las emisiones, las mejoras en la calidad del aire y además se depende menos de los combustibles fósiles. Pero no son los únicos beneficios que ha traído, hay otro beneficio más desconocido que también están ayudando a la contaminación, y es la disminución por el polvo de los frenos.
Los frenos de los coches eléctricos
Cada vez son más los estudios que analizan el impacto ambiental de los coches eléctricos, y uno reciente revela que además del menor impacto por las emisiones directas, también se ha reducido de manera drástica la contaminación a la hora de pisar el freno. Este descubrimiento supone un impacto clave en la salud y en las estrategias de movilidad en España.
Así lo confirma una investigación realizada por EIT Urban Mobility que ha sido publicada en el medio especializado Electrek. Para llevar a cabo el estudio, se han analizado datos de tres grandes ciudades del viejo continente, Milan, Londres y Barcelona, y las conclusiones suponen un cambio en la manera de percibir la contaminación respecto a los coches eléctricos.
Menos polvo en el aire
El estudio evidencia que los coches eléctricos de batería generan menos polvo en los freno que los coches de combustión interna, un 83% menos, una cantidad considerable. Poco se habla de este tipo de contaminación ya que, a diferencia de los tubos de escape, por ejemplo, no se percibe dado que el muy final, pero no por ello deja de ser peligrosa: esta puede penetrar con facilidad dentro de los pulmones y provocar o agravar problemas respiratorios, que se hacen más evidentes en ciudades con una circulación densa.
Los coches eléctricos utilizan lo que se conoce como un sistema de frenado regenerativo, o lo que es lo mismo, los coche son capaces de frenar o desacelerar aprovechando la potencia del motor eléctrico para recuperar energía, lo que ayuda a que se autorecarguen las baterías. Esto supone que haya menos fricción y, por tanto, se genere menos polvo contaminante que acaba liberado en el aire.
El estudio también señala un dato a tener en cuenta. Los coches eléctricos son más pesados por el peso de las baterías, esto supone un mayor desgaste de los neumáticos, pero esta forma de contaminación es menos dañina que la que se genera con la frenada.
Salud pública y calidad del aire
Nada nuevo si hablamos de la importancia que están dando las ciudades a la contaminación y a la calidad del aire, y por eso, todo lo que sea minimizarla es bienvenido, como es reducir la contaminación de los frenos.
Como comentan muchas personas, el polvo de los frenos, “es algo que no todos ven, pero es igual de importante que las emisiones del tubo de escape». “ese polvo oscuro que ves en las llantas de un coche de gasolina… también lo respiras”.
Por este motivo, las grandes ciudades en España, como son Madrid, Barcelona o Valencia, tienen como objetivo hacer todo lo que esté en su mano para reducir todo tipo de contaminación, de ahí que las zonas de bajas emisiones vayan en aumento sin dilataciones.
Por lo tanto, este nuevo estudio supone un importante paso para la evitar la contaminación de las ciudades y un nuevo motivo para que los gobiernos ejercer el poder necesario para fomentar el cambio hacia una movilidad más sostenible. El aire de los frenos también contamina, y puede resultar muy peligroso para la salud, así que todo lo que se traduzca en beneficios para la salud, se debe intentar implementar, sobre todo en las grandes ciudades.