Después de dos meses y medio de competición, el Real Madrid de Xabi Alonso empieza a demostrar grandes signos de mejoría. La exigencia en la casa madridista es muy elevada, y hacía falta algo más que resultados para poder afirmar el salto de calidad de una plantilla que venía de un año muy malo. Tras la dura derrota en el derbi ante el Atlético de Madrid, quedaba ver la reacción del equipo, que fue buen buena y se confirmó con la victoria ante el Barcelona, y ante el Valencia, el equipo pareció haberse liberado, completando el mejor partido de lo que va de curso. La visita a Liverpool, sin embargo, ha supuesto un nuevo golpe que superar.
La mejoría de Xabi Alonso
Xabi Alonso no solo está logrando resultados, también está mejorando el juego y el compromiso colectivo: tras la derrota ante el Atlético de Madrid, el equipo lo ha ganado todo, incluido al Barcelona. Y tras la victoria ante los blaugranas, el equipo, tras una semana de descanso y jugando en el Santiago Bernabéu, jugó su mejor partido ante el Valencia, robando el balón casi al instante de perderlo, con una presión asfixiante que embotelló a conjunto ché inoperante, incapaz de realizar un tiro hasta bien pasada la horade partido, pero, sobre todo, un juego colectivo, de pases, desbordes y buenas decisiones que tumbaron a los visitantes en la primera parte. No hubo goleada escandalosa porque los blancos frenaron, pensando en lo que viene este martes.
El último partido fue la confirmación, pero el entrenador ha ido construyendo el equipo desde su llegada, comenzando con lo más importante en el club blanco, las victorias, y a partir de ellas, ha ido construyendo el sistema, el juego, y ordenando las piezas para crear un equipo que sí, que empieza a convencer, ya no solo con victorias, también con juego.
Bellingham, la pieza que faltaba
Tras el inicio de temporada, con todo victorias menos ante el Atlético de Madrid, había ciertas dudas sobre el regreso de Bellingham, y más después de su debut precipitado ante los rojiblancos. El inglés ha cerrado el debate: era sin duda, la pieza que le faltaba al equipo para dar un paso más, para acabar de convencer. Parece claro que el hombro con el que jugó más de un año lesionado le restaba fútbol, porque el británico vuelve a ser el de la primera temporada, pero mejorado: la forma de moverse, de encontrar al compañero, de moverse sobre el verde… una calidad descomunal que ha elevado el nivel del equipo, que le ha permitido que el juego vaya en sintonía con los resultados.
El optimismo murió en Liverpool
Tras el parón de selección, este mes de competición se veía con cierto vértigo, porque la dura derrota en el Metropolitano hizo dudar de la capacidad de los blancos contra los equipos grandes. Se ha ganado todo, incluido a la Juventus, un grande europeo en horas bajas, pero siempre peligroso; se ganó al Barcelona, con algunas bajas, pero que el año pasado no dio opciones en los cuatro enfrentamientos a los blancos, y se ha ganado al Getafe y al Valencia, este último, de manera contundente.
Llegaba la visita al campo del Liverpool, a Anfield. Los ingleses estaban atravesando un bache, pero no por ello iba a ser un partido sencillo. Sin embargo, la dinámica de los de Xabi Alonso permitía encarar el partido con cierto optimismo, con la liberación de haber hecho bien las cosas hasta el momento, con la tranquilidad de haber ganado 13 de 14 partidos, pero con la motivación de hacer ver a Europa que el Real Madrid está de vuelta y que es un candidato a volver a reinar en Europa.
El Real Madrid de Xabi Alonso parecía ir cogiendo forma, porque después de sumar victorias, el juego empieza a llegar, la plantilla ya va cogiendo el ritmo al tolosarra y la sintonía dentro del campo empieza a tener el ritmo deseado. El comienzo de temporada estaba siendo muy positivo, pero en Anfield no se le dio continuidad y volvieron a surgir las dudas. ¿El cambio es real y fue solo un bache en el camino, o algo no carbura en el Real Madrid de Xabi Alonso?.
