Está claro que el golpe en Anfield fue durísimo para el Barcelona, después de un año de ilusiones, de que todo se estaba dando para llegar a la final y que de nueva cuenta hiceran un papelón a nivel mundial.
Pero nadie pensó que esto seguiría después de casi un mes. La afición sigue dolida y no es para menos, pero se pretendía que los jugadores se sacudieran después de una semana el golpe que ellos mismos buscaron.
Es evidente que el ánimo está por los suelos y que por más que Messi salió a dar la cara en la conferencia de prensa previo a la final de la Copa del Rey, el dolor seguía ahí. El 10 dijo que el Valencia no les podía ganar en actitud y durante 45 minutos lo hicieron.
El fantasma de Anfield estuvo presente en toda la conferencia de prensa antes del juego ante los ‘Naranjeros’ y quedó claro que siguió en la cancha del Benito Villamarín.
Un Barcelona aturdido, sin ideas, sin liderazgo, sin alguien que pueda levantar anímicamente a este grupo.
Si Messi no decide tirar del carro, nadie más lo hace. Hay tipos que reafirmaron en esta final que no pueden estar más en el Barcelona.
El Valencia los superó 45 minutos y con eso les alcanzó para sentenciar la final. En el segundo tiempo, Messi comandó la que parecía podía ser una remontada.
Pero cuando hay tipos que desde Anfield no se les ve que puedan dar un pase decente, está muy complicado.
Messi, al igual que frente al Liverpool, lo intentó y no pudo, solo no puede. Ahora las críticas se van con Valverde, que dentro del pastel, no tiene la rebanada más grande de culpa, pero yo, por respeto, después de lo sucedido ante los Reds hubiera puesto mi renuncia.
No se puede concebir un técnico que no tenga carácter, que no pueda levantar a su grupo y que al igual que el resto de los jugadores baje los brazos a la primera.
El Barcelona necesita una renovación, que se sacuda el grupo, que se vayan algunos, incluyendo gente con jerarquía en el vestidor como Rakitic.
Bartomeu debe de dejar de ser tan pasivo, el club le pide a gritos un cambio, no ratificaciones y excusas.
Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça, tomó muy malas decisiones. Traer a Murillo y a Boateng fue una tontería, el equipo ocupa gente que llegue a competir. Traerán a Griezmann, a De Jong y probablemente a De Ligt.
Yo me pregunto cuando va a traer a un verdadero líder, alguien que no se esconda en los momentos importantes, que sacuda al vestidor cuando se necesita.
Vidal es un tipo de mucha garra y que su arma es el esfuerzo, pero no es el tipo que va a sacudir a Messi y a Piqué de la burbuja en la que se metieron.
El Barça necesita encontrar en el mercado alguien que tenga el discurso para poder levantar a este grupo.
Necesitan a alguien que despierte a los demás y que haga que le ayuden a Messi. Por más amor que el argentino le tenga al Barcelona, él no puede hacer todo.
Después del segundo fracaso de la temporada, queda claro que Valverde no puede seguir dirigiendo al conjunto blaugrana. Por más que los jugadores estén agusto, es parte de las medidas que se deben de tomar.
Quién iba a pensar que una temporada que pintaba tan bien para el Barcelona terminaría con solo un título.
El Barça también pecó de soberbio, pensaron en la final de la Champions y en el doblete con la Copa del Rey antes de disputar los partidos.
Basta ya de querer salvarse con el campeonato de liga. Eso es una obligación, no se pueden conformar con eso. Menos después de la pesadilla que le han hecho pasar a sus aficionados estos últimos 20 días.
Falta un Puyol, un Xavi. Mientras sigan fichando relleno como Boateng y Murillo, en lugar de armar una buena estructura en el plantel, los fracasos seguirán sucediendo.
A la afición no le queda más que seguir apoyando y tratar de ir pasando el trago amargo de este trágico final de campaña.
Twitter: @ismagonzalezMX